domingo, 14 de febrero de 2016

Resultado de imagen de e la nave vaAhí estamos

Como no es posible detener el tiempo ese que se nos escapa, seria de convenir que la nave va, y el paquidermo apesta. Para dos mil días van de esta nave, cuando abrieron las aleatorias puertas del laberinto, lo cual ese si que es un indicador de que en lo de la Encarnación el tiempo ni cuenta. Sesenta y dos meses transcurrieron con una paciencia más propia de Job, y por el momento solo pasó el tiempo,” sicut nubes, quasi fluctus, vetut umbra”, tal que nos dice el santo paciente, y en la nave el silencio de puertas adentro se hace patente, .
Pasaron los cinco años de este primer lustro después de la provisionalidad, y este también es un indicador de que las cosas de la Encarnación se resuelven con los años, aunque sea  tan desacertadamente como las aleatorias puertas del laberinto.
Ahí estamos, permaneciendo en la nave, armándonos de paciencia para que algún día en la responsabilidad advierta que el rinoceronte lleva algún tiempo dando en la nariz algo mas que deposiciones, y cabe pensar que ni sacándole de  habitáculo  el olor desaparecerá.  En “la nave va” todo es misterio, como en lo de la Encarnación, como en la propia Encarnación. http://ecodiario.eleconomista.es/cultura/noticias/1648847/10/09/El-Rinoceronte-en-la-E-la-Nave-Va-de-Fererico-Fellini-1983.html
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Los números  no salen en esta cuenta que al parecer no cuenta, ni nadie echa cuenta, ni las cuentas son las de la Encarnación del laberinto,( la Encarnación de plaza de abastos municipal) que en todo este tiempo no ha tenido en la responsabilidad de gestión, claramente descrita en el contrato de adjudicación, la mas mínima intención de hacer algo por mejorar las múltiples deficiencias que cada día, de los casi dos mil que han transcurrido, lo visitantes advierten con la rapidez, acaso con más facilidad de esa responsabilidad que ni mira cómo pasa el tiempo efímero de su poder, y lo de la Ley es para que la cumplan otros, y lo del Reglamento de mercados municipales en vigor, como diría Job, no pasa de ser “vetut umbra”, cuestión de sombras ¡Cosas de metropol-parasol!
Por suerte el final, aunque en barcas, el unicornio se salva del naufragio, “ E la nave va” deja el mensaje de resistencia. Ahí, estamos, en puerta.
Sevilla a 14 de Febrero de 2016

Francisco Rodríguez Estévez  

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