Las carpas doradas disfrutan en la templanza de la segunda
juventud de la aljama, bajo el dosel de
metacrilato y lona. En la fuente de abluciones, los peces rojos no son gordos,
pero tienen brillantes escamas que lucen escamados, aunque le escamoteen, en
tiempo del escorpión, el oxigeno en la pileta, nada mejor, como acuario entre
naranjos.
Con la iglesia en su punto álgido de renovación
conservadora, se advierte la restauración a fondo con su historia subyacente,
donde el manantial sigue fluyendo con su trocito de Hispalis original entre los
fangos, y el calcio de las osamentas que guardó la tierra, los protegerá el plástico
para siempre.
¡Que hable la casa grande!, la de fustes de caoba. Que nadie
se llame a engaños, pues la palabra la toma, quien entre puntales mora, en palacio
del vecindario con jardín de metadona. La casa de Pumarejos defendida por sus vecinos,
parece que no será convertida en hotel, y al menos, por algún tiempo
permanecerá con sus inquilinos, pero sin olvidar que la propiedad ahora estará
en manos de los más cambiantes caseros, todo un peligro.
¡Que hable Retiro Obrero! De envidiados hotelitos, buenos
aires de abanicos en sus puertas jardincitos de limoneros, y buscan desesperadamente aquellos que soplaron transparentes
vidrios, de fuego, pulmón y tierra, no caigan en el olvido. Obrero, salva al retiro
.
Paradoja: Lo que la dictadura concede, la democracia arrebata, a esta rata
quien la mata. ¡Que hable la Encarnación! Que para decir lo mismo, busca de
nuevas palabras. Maleta de los cien kilos, escritas tiene mil cartas poniendo
el dedo en la llaga, pero la herida es tan grande que la vida se le escapa. El
doctor al ver la sangre, sin saber como cortarla, pide los paños calientes,
pues su saber solo entiende, de encarnación multípara.
Y que hable la Alameda, la laguna desecada, la alameda en
pie de guerra con tanque de embolsar aguas. Alameda, plaza grande, para muy
pocos vecinos, aunque a los mas conocidos les coloquen como estatuas.
También lo hicieron los corralones de artesanos, que las
está viendo venir, se comentaron los miedos, se habló de educación ciudadana,
de concienciación, de conservación, de patrimonio, de ecología, de fachadismo,
de legislación, en definitiva algo mas de dos intensas horas, de la que todos
esperamos le llegue algo al efímero poder, siempre caprichoso, que le pasa
igual que a los estamentos desmarcados, a colegios profesionales, entidades
culturales, y notables en suspenso, que hacen oídos sordos ante tanto grito.
¡Que hablen!, o mejor que se besen, eso, que se besen.
Francisco Rodríguez Estevez
Sevilla a 10 de Noviembre de 2006
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