viernes, 5 de junio de 2015

Mutante

Se muere. Dicen los que le quieren, los que saben que tiene los días contados no pretenden alargarle el sufrimiento con invasivas medidas, y esperan que su enjaulada vida acabe con la merecida dignidad, se entiende que pseudo humana, no en vano, en la ciudad que su presencia emblemática, tuvo la suerte de disfrutarle y contemplarle durante tantos años aceptando su diferencia, y que en la sensibilidad ya empieza a lamentar el final que se le acerca.
La Encarnación se muere. Dicen que tienen los días contados, y no se toman ninguna de las posibles medidas reparadoras con la urgencia que requiere.
Con la provisionalidad hace muchos años que perdió la dignidad comercial, y en la diferencia continuada durante lustros, hace pensar que no veremos el emblemático edificio en mucho tiempo.
El gorila albino se convirtió en algo más que un primate, Copito de Nieve aun muriéndose es noticia. El mercado de la Encarnación situado en pleno centro del corazón de esta callada ciudad, se convirtió, o peor, dejaron que se convirtiera en una sombra, y se duda que pueda, en su singularidad, llegar a soportar los plazos de internacionalidad que le preparan.
Con Híspalis en sus entrañas el tiempo juega en su contra. El mutante, al menos, gozó de  un espacioso jardín para su hábitat, piscina de baño, dormitorios con climatización, comida abundante y fresca donde aguarda el destino. ¿Qué gorila resistiría en seis metros de jaula, sin agua corriente,  y con una pésima cubierta que extrema las temperaturas? La Encarnación, mutación dolorosa, que sufrió el tránsito de la indolencia  se nos va, y contrariamente al mono blanco, pocos se están dando cuenta de lo que sucede tras las jaulas. Pobres “automonos”
Sevilla a 11 de Enero de 2004
Francisco Rodríguez Estévez



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