(Encontrado en un disquete de hace NUEVE AÑOS)
El buen ojo del galeno, y su magnifico oído, era suficiente
para diagnosticar que si esa garganta no tragaba, era porque algo tenia. Diga
treinta y tres. Con fatiguitas de muerte y la cucharilla de café comprimiendo
la lengua, a duras penas se emitía la cifra demandada. TRentgggg y tregg
Algunos creían que al ser la edad de Cristo, sus efectos
eran curativos. ¡Ea!, lo ves como no es nada.
Sana, sana.
Con la festividad de
Santa Teresita del Niño Jesús, llega el 33 aniversario de la Encarnación
provisional, un embarazoso asunto que lleva gestándose desde los tiempos de la
pasada dictadura.
Desde hace varios años un pendón amarillo luce en la fachada
de la arrinconada instalación, donde los vendedores de la plaza de abastos
resisten sin hacer nada, acaso con esa pancarta crean que estén reclamando un
mercado, tal vez un proyecto distinto a este de las alucinantes setas. Mercado, ¡ya!. Desgraciadamente ni lo uno, ni lo otro, a pesar del talante, parece que
será atendido, pues la permanente voz de la pancarta desgarrada de puro grito,
(sugerencia dada desde la rosa en los tiempos de Blas), si bien precipitaron la salida de Isabel, la de las cuatro piedras, y a Rafael con su aparcamiento de una sola
rampa (que por cierto, es tan inútil que
quedó como paradigma de la gestión publica) rampa para contentar, a tenor de los
aplausos recibidos, a propios y a extraños, por su gran aparcamiento, sin pensar en el caos para
el previsible embotellamiento, y su imposible
mercado-sótano.
Pero ahí esta la pancarta conmemorativa, aun puede verse
desplegada en los silencios, enarbolando el pasado, para reciclarse en sumiso apoyo de modernidad al peor de los proyectos para
los exiguos vendedores sobrevivientes en la provisionalidad eterna, un reservorio del ayer a los que
se les asigne un lugar en aquello que, según los vaticinios de sus mentores, será la panacea, la reoca, la sinergia del sector, la revitalización del
centro, eje peatonal, la locomotora del comercio y además, sin metro, ni tranvía, ni intercambiador modal y sin aparcamiento.Se vaticina una ruina y no precisamente romana.
Pero
las cuentas, como el treinta y tres, dicen todo lo contrario y las Matemáticas
no mienten, la Política ,
siempre. Basta contar las que se han tenido que oír en treinta y tres años.
Francisco Rodríguez Estévez
Sevilla a 29 de Septiembre de 2006
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