Los informes de expertos sobre la duración de
la madera de lo de la Encarnacion nos hacen pensar que no alcanzaran el de una
provisionalidad, (dícese del tiempo que estuvieron los placeros esperando un
mercado y le hicieron esto)
Evidentemente con esta premisa se hace difícil
entender que le aparezca una protección de origen municipal, para un elemento
constructivo, que hasta las elecciones pasadas era motivo de demolición por
cuanto ahora viene a formar parte del decorado político, y aparece el mimo de
nuevo, pero esta vez no será para los placeros, como definió el doctor, ahora, y parece mentira que conociendo la Ley, sea que se salten a la torera cuando menos tres leyes, una norma, y el reglamento municipal de mercados, y lo que se mime ahora sea el conglomerado de
madera de pino, encolado con resina de prueba.
Ya era predecible el incierto futuro en semejante sitio pues, a los cuatros comerciantes que desaparecieron en el primer año, se les puede sumar otros tantos, debido a que hasta siete puestos, de la desolada y destartalada plaza municipal de abastos, aparecen anunciados en los medios, en lo que cabe suponer un esperanzador traspaso, y lo que es peor, este número de vacantes, antes de fin de año, puede con seguridad ser aumentado.
Pero este indicador, que no se quiere mirar, hace ver que aquello, tal como está, no es bueno, y hace falta cambiar cosas y sobre todo proteger a sus placeros, a riesgo de que si no se remedia llegue el anunciado fracaso.
Es la consecuencia de hacer un capricho en
lugar de una plaza municipal de abastos, ni queriendo se podía haber hecho
peor, por mas que los placeros la aplaudieran, en especial los llamados
representantes, antes de salir de najas. La peor distribución de los espacios hace que
existan calle sin público, y zonas vacías, muertas comercialmente, y lo que más
fastidia, dientes, dientes, es que poco parece importarle a la administración,
ni a la concesionaria, y en este caso a los indolentes placeros que no exigen
ninguna medida paliativa como pueden ser la modificación de las puertas al
objeto de que el público, el poco público que acierta a llegar, tenga un más fácil
acceso.
El caso es que si contactamos con el referente
de La Boqueria de Barcelona, o el mercado Central de Valencia, advertimos que
no solo son espacios muy mimados por las administraciones, con unas tasas muy
inferiores, y sin porcentajes por traspaso, y mucho menos fianzas desproporcionadas.
Pero así va la cosa lo que menos les importas a satas dos responsabilidades,
habida cuenta de lo que sucede, son los placeros. Por suerte el doctor se encargó de subvencionarlos con el pago de
300 euros mensuales, si no ni modo.
Pues en otro caso, ya podían haber solucionado
todas las deficiencias que se observa, como la renovación de aire, para que los
olores no se hagan tan desagradables, la reducción de las volumetrías en el revestimiento
de las 36 enormes columnas, mejorar las arquetas de alcantarillados tan
deficientes que semanalmente deben de ser succionadas, y así hasta que aquello
tenga en la medida que se pueda menos rechazo que en la actualidad. Sin dudas
esta medidas tendría que acompañarse con otras al objeto de acercar al público
hasta este espacio municipal, cuando
menos con dos o tres líneas de microbuses, zonal azul y el ordenamiento del trafico, a la fecha
autentica trampa para los automovilistas.
Sevilla a 28 de Enero de 2015-
Francisco Rodríguez Estévez
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