Tratando
de que para cuando llegue la primavera pueda entrar en el traje “negro contraguía”
que lo tengo nuevesito, pues aunque
tiene dos años solo tiene cuatro puestas, como que me veo obligado a rebajar no
solo peso también afinar la silueta que se ha empeñado en concentrarse en la
enorme panza que me desluce. Así que como medida correctora, aparte de no picar
entre horas, y evitar las grasas en la comida, me estoy dando unas buenas
caminatas que me hacen recorres las distintas zonas del gran casco histórico que
tenía en parte olvidadas y otras que nunca acerté a pasar.
Ni
que decir tiene que tanto si entro por Puerta
del Osario, como por Puerta Real que de un lado o de otro cruzo hasta llegar a
la mitad de la “decumanunm maximus”, es decir en la Encarnacion, justo donde se
cruza con la cardo maximus, que me llevara de vuelta por Puerta de la Macarena,
hasta mi domicilio en Puerta de Cordoba. y ni por esa nada me hace cambiar de opinión acerca
de la epatante cubierta, a poco que te acerques se percibe la mala construcción
y las deficiencias que se aprecian a simple vista.
Hoy
he penetrado en lo que estaba previsto que fuera una calle de comunicación Este-Oeste,
que coincidía con la entrada a la plaza municipal de abastos, y que alegremente
convirtieron en bar de copas, que al menos evita que el lucernario se convierta
en basurero. Los servicios
compartidos en la sinuosa calle. Es en
esta donde calle interior donde las puertas llevan más de un año rotas y las de
la plaza de abastos, por pares, quedaron tan mal colocadas que crea sus dificultades
acceder.
En
la sinuosa calle, desértica en estos días que ya no tiene tenderetes con
chorizos al Sol, ni otras mercancías caprichosas que al parecer tanto gusta al público
y que ofrecen una imagen que posiblemente deteriora los espacios públicos, ya
sea Catedral, Plaza Nueva, Duque, Encarnación, Alameda, ¡Ay, Alameda!, chorizos y camellos. Pero lo
cierto es que la cosa está muy malita y la permisibilidad es la consecuencia de los tiempos.
Este
noveno día de Enero, en el que mi largo paseo
me lleva a advertir el gran número de locales vacios que se alquilan o se
venden, lo que resulta sintomático de una mala situación comercial, y mira por
donde, es cuando solo se abren bares, gastrobares, abacerías, y franquicias, lo
que hace parecer que las oportunidades están en pequeñas tiendecitas que
ofrecen una cierta y engañosa exclusividad. En la plaza municipal de abastos, de
la Encarnación, llamada a ser la locomotora del sector, la sinergia comercial,
pues resulta que por su malísimo diseño, su galimatica distribución y su
laberintico trazado hace de esta un espacio de escaso atractivo por cuanto las
dificultades del publico tanto para acceder, como para salir de las lamentables
instalaciones municipales, que para colmo incumple la Ley de Accesibilidad
intencionadamente, y nadie acierta a entender que causa existe para que no se
instale una nueva puerta, o dos mejor que una , al objeto de mejorar las posibilidades
de esta plaza municipal de abastos, que aun incumpliendo el propio Reglamento
de Mercados, y saltarse a la torera el PGOU, es una acción que corresponde a
nuestro Ayuntamiento, y lo peor es que lo saben.
Sevilla
a 9 de Enero de 2015
Francisco
Rodríguez Estévez
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