martes, 14 de abril de 2009

Silencio en la plaza

Silencio

Visto lo visto en la Encarnación, poco, o nada, puede sorprender. Causa sorpresa, sin embargo, que después de dos años y cinco meses del izado de la parte central de “aquello”, siga produciendo en las personas ese “repelús”, que como dijo, el que dice diego, resulta “pelin” negativo, aunque a todo hay que acostumbrarse.
Pero por más que esté visto, lo visto en lo de la Encarnación, tampoco asombra el silencio, más bien preocupa. Acaso esté todo dicho, o mejor sea no decir nada. Describe al silencio un tratado de proverbios castellanos, edición de 1871, fecha que la plaza de la Encarnación celebraba el L aniversario, con el numero 9.117, diciendo que: “El mucho temor impide la lengua”.
Espero que no sea ese el motivo, pero inquieta el pensarlo, cuando, en el silencio, los placeros acatan decisiones tan elementales como la distribución de los puestos, (que de esto deben de saber mas que el ganador del concurso), y aceptan la que de forma aleatoria se les propone.
Silencio ante el número de puestos para los vendedores, caprichosamente inferior a los que resisten bajo las provisionales chapas, y considerablemente menor, a los puestos que se establecieron en las bases del concurso. Siempre el silencio.
Muchas palabras, y demasiados silencios, en esta Encarnación, donde posiblemente no tenga futuro un mercado de diseño. Demasiado silencio, para que el silencio asombre.
Será por Navidad, cuando los peces no dejen de beber en el río, fun., fun., fun., y los Reyes vengan por el arenal. Esperemos que concluida la fase del mercado, este espere para su inauguración a que se termine “aquello” en su totalidad. Por que de no ser así, la Encarnación no solo sorprenderá, sino que para sorpresa de muchos, se comprenderán los silencios.
Sevilla a 14 de Abril de 2009
Francisco Rodríguez Estevez

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