El rapto
Tiene el consistorio con lo de la Encarnacion, y la puerta automática, que se olvidaron eso que ahora llaman síndrome de Estocolmo que viene a ser que en su tolerancia prefiere incumplir la Ley que molestar a sus secuestradores, pues ya me dirán que le ocurre a este selecto elenco en su silencio y laxitud, si en la responsabilidad de los edificios públicos (que corresponde como todo el mundo sabe al alcalde) como este no tiene a cabo ninguna exigencia, una vez liberado, con estos que la vulneran la Ley desde los tiempos que era constructora, en los de adjudicataria, y los de concesionaria, incluido también los que quedaron en su día firmado en contrato de servicios.
Tiene el consistorio con lo de la Encarnacion, y la puerta automática, que se olvidaron eso que ahora llaman síndrome de Estocolmo que viene a ser que en su tolerancia prefiere incumplir la Ley que molestar a sus secuestradores, pues ya me dirán que le ocurre a este selecto elenco en su silencio y laxitud, si en la responsabilidad de los edificios públicos (que corresponde como todo el mundo sabe al alcalde) como este no tiene a cabo ninguna exigencia, una vez liberado, con estos que la vulneran la Ley desde los tiempos que era constructora, en los de adjudicataria, y los de concesionaria, incluido también los que quedaron en su día firmado en contrato de servicios.
Las sabinas aceptaron la violación cuando fueron raptadas para frungir con el fin pro
creativo. Viene a ser, salvando las distancias, como la interpretación de los
bultos que dicen ser fuentes en lo de las setas, “lo cual hode”, que si ya puso el berlinés fantasía para imaginar en aquello nada menos que cimborrios
catedralicios, no será poco mas lo que hay que poner para llegar a entender que
semejante cosa seria la representación de la eclosión de setas emergente.
Los parterres a juego,
y los sevillanísimos bancos de granitos en graciosa curva van en combinación con
las escalinatas. La indigencia agradecida al menos, y a falta de futuro, tiene su lugar.
El dilema de las
Sabinas fue a la hora de decidir qué triunfo preferiría, lo cual trae pensar
que ocurre como con la calle transformada en bar de copas, o el lucernario se
llena de basura, o deja ver la Colonia, y cuando menos que se pague a prorrateo,
como el consumo de las bombillas de la calle sinuosa, que emparedó en vida la
puerta de cristal estilo modernista. La encarnación tiene cada cosa.
En el pasillo, con discoteca y plaza municipal de abastos incorporada,
los aseos tiene clave de apertura, y ya imaginaran donde viene a evacuar el
turismo oriental.

La leyenda dice que
el sabio profesor la encontró en una escombrera, por el contrario todo su conocimiento
no supo aplicar el tratamiento restaurador para una obra de esa calidad, y
nadie sabe quien la pido llevar a cabo.
Es el consistorio, tendría que ser el consistorio, el adalid
salvador que rescatara la diosa de la
Encarnacion y devolverla a su sitio. Pero ya cabe pensar que si no existe voluntad
de cumplir una Ley, la Ley de ACCESIBILIDAD, para exigir una puerta automática,
así pues, todo será como el rapto de Europa,
y en esas esperamos al toro que se la eche a los lomos, lo mismo la coloca en la puerta…..digo.
Sevilla a 8 de Junio de 2017
Francisco Rodríguez Estévez
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