
De fuego
Ojala, que significa algo así como quisiera Dios, se diría de
esta encarnación de madera, que cuando se calienta está que arde aun siendo
ignifuga, y es que cuando las lenguas de fuego llegan, y el pasito de tumbilla
sale de la negra reja buscando la puerta de salida como si de un laberinto en
el mar de cabezas se tratara, en la soledad del galimatico diseño de esta, todo se
convierte en fanal sin salida.
En lo de la
Encarnacion se hace difícil que llegaran a entender que se abría una nueva
puerta en la Esperanza, cuando las lenguas de fuegos vienen a recordar no solo
los caminos en este nuevo Pentecostés
que se se hace festivo siendo laborable, si no que siendo llamarada
incandescente trata de iluminar los sentidos de cuantos no ven salida, ni
entrada, porque como queda claro el mensaje de la Encarnacion que cada día, mas
en estos en los que se pone la cosa que arde, y no solo por las temperaturas de
cada verano, y es que tratándose de entrada y salida, hasta el mismísimo Ocon
de Oro, descubriría el jeroglífico de la puerta.
En el silencio de la plaza municipal de abastos de la
Encarnacion, acaso este lunes si cabe más sola, me vino a recordr aqiel otro en
el que la policia municiapl irrumpio en el laberinto con caretas de “jueniganacio”
y desplegaban la pancarta el alcade miente.

Llegará la canícula, y con ella la calima sahariana para que el camino metálico
de las setas haga imposible el recorrido
inacabado, y no parece posible que el señor alcalde llegue a cumplir sus palabras,
palabras de alcalde, que cuando se ofrecen a los ciudadanos deberían de estar grabadas
como lenguas de fuego. ¡ Que calor!
Sevilla a 5 de Junio de 2017
Francisco Rodríguez Estévez
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