lunes, 23 de enero de 2017




Aburrimiento


Resultado de imagen de aburrimiento el rotoEn lo de la Encarnación la cosa sigue tomada a broma, puede ser que esto aun  le divierta a alguien en un consistorio donde lo gracioso deja ver los niveles alcanzados en este asunto de incompetencias, de aburrimiento por cansino, mas cuando los personajes que vienen a alcanzar responsabilidad en el tema vienen a ser por cautelosos tan sumamente ineficaces, que lejos de distraer, como que aburre.

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Demasiado tiempo para lo mismo cansa, y llega a ser una plasta tener que recordar tantas veces  a tantas gentes, y especialmente a los mismos, que existen leyes, normas y reglamentos que en lo de la Encarnación, antes del parto, en el parto y después del parto, lo que indica que en lugar de estar el personal con emolumentos a loro, tanto  desde el primer instante, como en la actualidad, se diría que estuvieron al quite. Ahora, cuando la última comunicación busca en los resortes de la letra pequeña una posibilidad de escurrir el bulto, se diría que vuelve la guasa, pero que para nada divierte. Todo a broma.
No es que aburra,  pero tampoco entretiene, pues con ello estamos divertidos. Pero acaso son ganas de entretener un tiempo precioso, en una efímera responsabilidad, sobre todo cuando el argumento se fundamenta en la complicación de un contrato que ya cuesta interpretar.
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Un documento de concesión, el de un conjunto llamado multidisciplinario en su dia, en el  que ni tan siquiera se define los espacios, de tal suerte que nadie, y cuando se dice nadie, es nadie, ha llegado a cuantificarlos, que ya resultan inexplicable, como bien dijo el doctor Sanchez, los correspondientes a la indefinida ocupación de plaza municipal de abastos, que como bien se sabe y su nombre indica es de gestión municipal, por cuanto todo corresponde a la responsabilidad pública las acciones a llevar a cabo, especialmente las que evidencian carencias e incumplimientos de lo establecido.
El celo en mirar el contrato de partes, obviando la Ley de Accesibilidad, e incluso el reglamento de mercados municipales de abastos, vigentes en la adjudicación, muestra la laxitud en cuanto otras actuaciones tal como la calle convertida en bar, la modificación de los aseos públicos, ahora compartido por los locales que no disponen de los exigibles, el cambio de especies de los puestos, o la desigualdad en cuanto no todos abonan las tasas obligatorias, o la gestión que hace el adjudicatario en el lugar destinado a carga y descarga y las dependencias anexas para servicios de la plaza de abastos. La verdad es que esto aburre, que le vamos a hacer. Seguiremos con lo de la puerta, al menos dará entrada y salida.
Sevilla a 23 de Enero de 2017
Francisco Rodríguez Estévez


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