Parecería que tal como mascullaba el doctor representando a
la ciudad en la comitiva religiosa, cuando al paso le demandaba otra “encarnacion”,
cuando aún era posible. El temor de que pudiera en lo sucesivo admitirse
cualquier cosa no estaba infundado.
Tras la insignia que escondía su boca llegue a oírle la respuesta
a mi observación reiterada, que, en comparación con otras personas de esta ciudad
de las personas existían muchas que también
estaban en desacuerdo con la construcción de un sueño que según la propaganda se
estaba llevando a cabo en esta segunda opción responsable de las tres que pudo
disfrutar destrozando una Encarnacion abandonada para convertirla en una tal
cual fuera de vanguardia para unos, y de patochada para otros.
Ciento veintitrés
millones de euros, triplicaron el costo presupuestado, y más de tres años de
demora no tuvieron la penalización del contrato de adjudicación. De hecho después
de casi seis años las deficiencias advertidas no llevan prisa de repararse. Así
el olvido de las células fotovoltaicas para el ahorro energético irían de la
mano del incumplimiento de la Ley de Patrimonio Histórico de Andalucía, de la
Ley FERAEE, o la de Accesibilidad en los edificios públicos, e incluso el
Reglamento en vigor de mercados de abastos de nuestra ciudad. Posiblemente me entretendría
en volver a detallar lo de las
aleatorias puertas o las salidas de aire caliente en lugares inapropiados, los
deficientes retretes, el caprichosos uso de la planta sótano anexo a la plaza, los
cambios de especies llevados a cabo por la adjudicataria o la falta de sistema
de ventilación, pero lo de hoy ha sido de tontería.
Podría ser una protesta, expresar mi punto de vista para que el concejal de la ocurrencia mascullara
en su blog de tolerancia, desde el que no se le ocurre nada para luna
Encarnacion que por su transgresión incumple las leyes, y nos la llena de
eventos culturales, con orgullo o con tambores, con tenderetes del mundo o cono
esta iniciación al flamenco, que poco favoreció a los pobrecitos placeros. A
escasos metros la escalera de la Venera hubiera ofrecido un marco incomparable,
pero para caer en ello hubiera sido cuestión de estudiar las posibilidades, y
las urgencias optaron por impedir la entrada del publico con el argumento de lo
contrario.
Sevilla a 9 de Septiembre de 2016
Francisco Rodríguez Estévez
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