viernes, 19 de junio de 2009

Encarnaciones por fases,

El calor de Junio

En lo de la Encarnación, como todo estaba escrito, no le cabía otro final. Existió a tenor de lo manido del caso, y después de tanta tentaruja empleada, que hubiera sido posible haber cambiado el destino, y la suerte, de cuantos aguantaron la mayor de las provisionalidades, pero al parecer, esto no estaba ajustado en las cuentas que extrañamente, de siempre, le hicieron.
Algo así como hace veinte años, había una cierta ilusión en los placeros por salir de aquella situación, a ser posible por puerta grande como única salida que les compensaran, al menos en la dignidad, tantos años de incertidumbre. Sin embargo, el tiempo trascurrido solo ofrece, y no a todos, una angosta tronera.
La espera, es tiempo sin valor que no tiene precio cuando nadie sabe cuanto vale. En la Encarnación almacenar los sentimientos salió barato, si se compara con “bermejales”: En la Encarnación no hay cuenta atrás, al menos que hagan las cuentas, y si nadie quiere mirar atrás a la hora de hacerlas, sería aconsejable leer la letra pequeña de este contrato de eterna provisionalidad, por mucho que en lo de la Encarnación todo esté escrito.
En este Junio que tanta calor hace, se deja la Encarnación sin autobuses, se coloca la primera tabla, de la segunda fase, de las 66 que formaran el parasol 5 de lo del metropol, el TSJA, actúa en lo del Prado, y los de ICOMOS vienen a ver además de lo de la torre de los cojones, otras “encarnaciones” ¡ay, Alameda!, resulta harto inexplicable que la mesita de playa, y la pancarta desplegada de naranjo a naranjo, tenga el operativo de (dos, setecientos cincuenta mil) ¿Dónde hay que firmar?
En la ciudad de las encarnaciones, estas aparecen como setas, crecen como setas, setas de encarnaciones, ¡Ay, Alameda! El misterio del Prado, tiene sentencia, la torre, condena, lo de la Encarnación, ¿tendrá delito? Los indigentes esperan junto a la rampa a ninguna parte a que mañaneen los escasos cielos que le quedan a esta Encarnación, donde entre cartones desperezan la construccion de un sueño, que para ellos pueda ser un tetra brik, pero resulta que es como le dicen a aquello. Todo parece que volverá a lo de las fases, como cosa lunática, y ni metro, ni metro centro, ni estación, ni aparcamiento, ni autobuses, ni celulas fotovoltaicas, ni sostenibilidad, ni ahorro energético, y ante la falta de liquidez, la cosa esta que ni tan siquiera “antiquarium”. Con lo cual lo aconsejable siempre es no inaugurar nada hasta que no este acabado todo.
Sevilla a 19 de junio de 2009
Francisco Rodríguez Estévez

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