sábado, 5 de julio de 2008

Ni de broma (con lo de comer)

Fuera bromas

Cuando se obtiene una respuesta razonada, esta se hace valida para resolver la incógnita, al menos hasta que aparezca la que le confiera más certeza en la solucion. Sin embargo los misterios nunca tienen respuesta. En el misterio se cree, por que es inaccesible a la razón, y además no tiene explicación posible.
Lo de la Encarnación es un misterio, aunque la excavación nos diga en la interpretación de las cuatro piedras que es bimilenaria, y que lo de las setas es fruto del papanatismo, aunque mi diccionario diga que es, -Seda, cerda,-moco de pabilo-aparato esporífero de los basidiomicetes superiores y de algunos ascomicetes.
Como se puede comprobar argumentos suficientes para abrir un cisma tal, que lo de Molina parezca un “tomate”. Andreita, coño, comete el pollo.
Para no andar con conjeturas en tiempo tan revuelto, y con el recelo de que la Gorgona Medusa, y la diosa Némesis, puedan hacer su aparición, conviene recordar que hace algunos años, a modo de broma, apareció un trabajo periodístico acerca de la maldición de la Encarnación, al que hubo que advertir que siendo cosa seria el humor estaba de más, sobre todo cuando hay sobradas muestras de cómo las gastan.
Cierto es que existe una predicción de la santería cubana, formulada hace nada menos que 16 años, y que tal como escribiera otro con tinte “simpático”, en eso de venganza, puede que recuerde a la de Tutankamon.
Acaso fuera por los años que la casuística llenó de fechas negras, como velas, aquellas que debían de aparecer en números rojos, pero son estos los que están llenando esta cuenta de resultados por una gestión tan desacertada como caprichosa.
Los hechos deciden, a pesar del vaticinio del ocho, que no es ese que se pone entre NO y DO, si no el de la santería, y cuyo significado equivale a la resucitación de lo olvidado, de lo perdido para siempre, y tambien el patronazgo de la Encarnación en su Esperanza. No cabe duda de que debe de ser esta la que protege a los vendedores del mercado de ese malino que se esconde en las profundidades al que llaman, no la guasa, si no la comunidad científica “Arquitectus”.
Esperanza, de espera, aguardando que sombras cernirán sobre el asunto los paneles solares de la sostenibilidad, para marcar el tiempo inacabado. Inacabado metro. Inacabado acuario. Inacabado tranvía. Inacabado metropol. Cuatro puntos de la Rosa de los vientos que mueven a la giganta en lo más alto de la Turris Fortísima para, como siempre invicta, permanecer quieta con el que más fuerte sople. Si no es para quitarse el sombrero, que menos que la corbata.
Sevilla a 3 de Julio de 2008
Francisco Rodríguez Estévez

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