martes, 3 de junio de 2008

.....y si el tiempo no lo impide

Gente pa tó

Estaba anunciado el debut, o la reaparición, que nunca quedó claro, pero se cayó de los carteles. Dicen que en el parte facultativo, la causa fue la indigestión.
Desde el mismo momento de que a lo de las setas, después del estrepitoso fracaso inaugural, se le puso fecha de emergencias, demorando el acontecimiento de la temporada, nada menos que en seis meses, no quedaba duda de que esta era de las de salir del paso, y que la de “buenacara” que por azar aparecía, tenía ese punto de mascarada, con ditirambo incluido, con la cual se impedía ver el rostro que aquello escondía.
El tiempo, que da, y quita la razón, con la misma suerte que suspende una corrida y deja la plaza vacía para llenarla de incertidumbre, puso final a la expectación dando larga cambiada a la espera. Acaso no fuera buen tiempo aquel cinco de noviembre, que se hace lejano, festividad de San Zacarías, con zeta, el más indicado para las setas de la Encarnación, aunque pudiera ser que a la Encarnación se le indigestaran las setas desde el mismo momento que estaban cocinando el plato.
Es lo que tiene cuando algo no cae bien, que su solo recuerdo suele producir arqueadas, y por mucha buena carita que se ponga las nauseas son inevitable.
Así fueron pasando los días, hasta llegar a este cinco de Junio, dedicado a San Bonifacio, en el que como era de prever, a lo de las setas aun le falta un hervor. Debe ser por esas batallas que entablan los cocineros de moda, unos, partidarios de la desconstrucción de setas, y otros, de los estrusionados de hongos, naturalmente sin olvidar los deliciosos purés y las suaves y finas cremas realizadas con champiñones de Paris.
Pura alquimia de los fogones, no en vano los grandes chef, dicen que eligen las mejores materias primas de las plazas de abastos.
Lo cierto es que tendrán que esperar, al menos hasta que algún día se inaugure esta de la Encarnación, para llevar a sus cocinas esa cesta del mercado de la que tanto se enorgullecen.
No pudo abrir sus puertas, el mercado de la Encarnación para recibir, hasta rebosar, a sus clientes en este día de San Bonifacio que coge en plena desaceleración, justo cuando casi nadie compra, fecha en la que la única plaza que se llena es la de Las Ventas, que se queda si papel para ver a José Tomas, y en la que otra gran superficie, nueva en esta plaza, se instala para llenar de ofertas a esta ciudad que decrece demográficamente. Lo que hace pesar que la suspensión nos dejo si saber si de verdad hay gente pa tó.
Sevilla a 3 de Junio de 2008-
Francisco Rodríguez Estevez

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