domingo, 7 de diciembre de 2025

Papa Noel y Santa Claus (6 de diciembre)

 Hoy estaba ilusionado tal que fuera pre-octogenario en una nube, pero no, ni de lejos, acaso solo apareció la neblina anunciada por la AEMET que acompañara una leve brisa y subida de temperatura.  Que podía esperar, nada,  y eso que aun  confío en que su  fragancia  me atrape, pero nada, de nada. No llegué a recibir esa gota de su elixir de amor del que no tengo duda que tiene, pero que aun no me mostró el frasco donde lo guarda. 

De negro luto, tal que fuera habito de su elegancia, mostrando por el escote doradas piezas abrazándole el cuello que descansan en su pecho. Llegamos a la puerta de la esperanza cuando aun amenazaba la posible lluvia y portando el paraguas caminamos apresurados mientras se disipaba la niebla acompañados por Rocío.

 Allí dos flores del rosal de puntas,  brotes de su sangre, testimonian que mayestáticamente impresionante tal como diosa egipcia, hace entrega de la bolsa roja donde me ofreció el regalo para la comunicación, ofrenda realizada en presencia de sus tres vestales que dieron certeza de todo el significado de  su precioso regalo. No supe que hacer ni sabía qué hacer, me pasa.


La mesa estaba servida y, si les digo que ni compartimos nada de lo que fue servido, ni llevamos a cabo el juego adolescente del avioncito con la patatita pinchada en el tenedor, abriendo la boca, y es que no tuvimos ni tan siquiera un instante para la tontería, porque evidentemente el ambiente familiar prevalecía, posiblemente no era el dia, ni el momento, ni el lugar, tampoco hubo ocasión. 

Eso si, guardaremos la foto donde las miradas dicen cosas en dialogo callado, ella irradiando con el sol dorado del abalorio su gran corazón,  y mis ojos clavados en su sonrisa de silencio, reservada para un futuro prometedor.

De vuelta, caminamos solos, vamos despacio y hablamos del pasado, pasado está, hasta llegar a su casa donde la gruesa reja la guarda, algún dia planearemos algo, porque a nada llegara un año más, como ella recuerda y dice, y la cadera le pasa factura.

Todo me gustaría cambiarlo, no hacer lo fácil, difícil, no hacer del amor,  pesar, ni de las ganas, abstinencia, no demorar, lo posible. Pues como casi todo en la vida está dispuesto para dos, y como siempre una parte dará más, aunque la otra ni lo merezca. Es el amor.

Tal como dice un texto: “Ayúdame, Señor,  si no consigo merecerte,……..ayúdame Señor”   Acaso por eso es tan grande cuando llega, cuando se tiene, cuando se ofrece, cuando se da, cuando se recibe.

Sevilla a 7 de Diciembre de 2025 

Francisco Rodriguez 




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