Historia de ayer
No podría volver al pasado del que no recuerdo casi nada, la memoria no me llevaría con nitidez sesenta y cinco años atrás ni aunque tuviera el “cronovisor" a mano, NO podría modificar ya nada de mi vida, al menos creo que poca cosa cambiaria, menos ahora, que sé que mi suerte nunca estuvo entonces si es ahora cuando la he conocido, y mis recuerdos... los tiene ella.
Que difícil debió ser cuando en tiempos de muñecas, siendo carabina de otros amores, tener que convertirse sin querer, en ser juguete del amor cuando dejaba sus muñecas de niña, con pensamientos de niña, y quedar en la rutina inducida, atrapada y sin escape. Era tiempo de pelUqueria.
No era momento de fijarse en aquella niña rubia, ¿o si lo hice? acaso lo olvide intencionadamente. Hoy creo que la vida ha pasado demasiado rápido. y ahora, es de nuevo aquel ayer que no puse la atención porque el destino lo tenía reservado para este nuevo tiempo, justo en los que octogenario, la memoria no es solo lo que se ha perdido.
Así es la casualidad, el destino, la serendipia, la que te recupera el sueño que la inconsiente juventud dejó abandonado a su suerte, y es la suerte, en un juego.... que te la recupera. lA Suerte de amor.
Vidas separadas, tan cerca, y tan lejos, que la invisibilidad decidió que nos encontráramos cuando quien le escribía poemas de amor, le solicito me pidiera un número, un numero para mi suerte, el que nunca paso por mi cabeza que tocara tal premio. No es fácil encontrar a lo largo de la vida la persona idealizada con la que todo lo queremos compartir.
De mí, aparecieron tantas que las perdía tal como las lograba, la que sí, era no, y las que no, decían sí.
Todo indica que, en la rutina de la niña carabina y la influencia del poeta, la convirtieron en capricho inmerecido,y de siempre deseo secreto del vate, como ahora es mio.
Maternidad y trabajo, en mas de tres décadas, y tres lustro de romanticismo inventado, de pasion y de hambre, del amar del sufrir, de penar y de golpes sin suerte, hasta que un buen consejo le dijo basta. Mater amantissima, Dios te salva.
De otro lado, trabajo y trabajo de futuro incierto gastando el tiempo en ocupaciones altruistas quijote de lo gratuito, sin buscar lo que no encontraba, y cantando por amor al arte coral, a falta de amor carnales, gori gori de polvo, y en pulvis reverteris. Ego te absolvo.
Pasaba la adolescencia sin preparación para la responsabilidad sobrevenida a una juventud impaciente por ser mayor, y con hormonas desinhibidas que le delatan el aroma gruyer y los granos en mejillas aun rosadas, con el vello de la adultez vertiginosa, con una mente en ocasiones asustada al futuro, y zangolotina, llena de temor, e incapaz de mirar con madurez la vida compartida, más allá del canapé con marisco.
La fertilidad de la tierra volcánica siempre se ofrece aun en tiempo seco, a poco que cuatro gotas salpicadas, la lapidaria o la suculenta regalan preciosas flores sin espinas.
Es la tierra abierta a cualquier espora, que fertilizada, con o sin amor de la vida nueva, ya fueran por lágrimas negras o rabieta de caprichoso malcriado, y...para que sufrir, si con la seca la planta podía morir. por lo que otro jardinero regará las flores que brotaron en el jardín de un llanto vivo, de abandono y desatino, y sin enojo del desvarío, que la colmó de bendiciones.
La madurez crea rutina de abandono tal que de la casa campo a la casa, y de la casa a la casa campo, esto ocurre cuando solo queda rodeado de sí mismo en un selfie de bucle sin fin, que solo se altera con compañía exógena que se adquiere como una entrada al espectáculo estéril y necesario. De cabeza al tancal.
La potencia sexta agranda su figura, antes perdida en la sombra de un mal sueño que despertaba definitivamente a la luz que tanta belleza irradia por si sola, que ni el miedo la dejo sin brillar.
Trabajo y disciplina hace crecer esa delicada parva devaluada para alcanzar la fortaleza de una zaga de sangre depurada.
Ha sido todo tan rápido, tal como creció la débil matita “punta” de una rama acodada, hasta llegar a ser poderosa “Ceiba” que ahora se muestra majestuosa,con su amable fronda de hermosura en la que se cobija cuantos se acercan. Árbol de vida.
Será el milagro que reza la clausura, y a pesar que sÉ de siempre, que el tiempo perdido nunca se ha ganado, pero,¿ que se puede perder? teniendo lo que tenemos. oRA PRO NOBIS
Y un año más pasara, como dice, pero el cambio en este no solo ha sido climático, ni el hormonal como cuando llegamos a casa de Reme, ni es tiempo de tirarse al suelo en la canijez preterita que ahora duplica las arrobas, ahora es tiempo de no callar y de no hacer caso a la aconsejera de no echar a eso cuentas. Así salieron, estas serán otras. son cuentas de amor.
Sevilla a 15 de Diciembre de 2025
Francsico Rodriguez
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