jueves, 25 de diciembre de 2025

NOCHEBUENA

 


Son las  5.30 del dia de Navidad, y hace una hora que he llegado a casa después de pasar  una jornada familiar que fui invitado  y a la que no tenía nada seguro de que pudiera asistir. No fue fácil la decisión, siendo tan sencilla, pues llevo  años pasando esto días solo y con ganas de que acaben estas saturnales que se inicia en Sagitario y se enfoca al consumismo de lo que no se tiene en detrimento de la mesa y misa juntando los vínculos de sangre, cada años mas dispersos. Mesas  abundantes donde tal cantidad de solomillos de terneras, según etiqueta criadas en extensivo estarán en  todos los hogares, ni les cuento los kilos de  gamba blancas,  por no saber el número de corderos lechales de rebaños que ya ni tienen trashumancia, de vías ocupada por asfalto de rotondas y adosados, y qué decir de los langostinos de Sanlúcar que tenemos en casa y en todos los  bares y restaurantes, que hace dudar que haya tanto de tanto, como colas de toro, angulas de Aguinaga y huevas de esturión, presa de bellota  para todos ,pero allí están sobre la mesa de mantel blanco que esta noche se manchará de la copa de vino que siempre se derrama.¡ Alegría, alegría! que ha nacido el niño de María.

Había decidido no ir, pues ya no me encuentro cómodo más allá de en mi casa, como casi todo el mundo, salvo los jóvenes  adolescente que prefieren la calle, siempre la calle. En la calle se encuentra los capitales pecados el mundo, el demonio, y la carne, de esa que no es de mesa y mantel como el redondo de blanca, que tengo para almorzar.

Para que asistir (me decía a mi mismo) adonde ella me había invitado, si no bebo, no fumo, no tomo dulces, no canto, no bailo, como poco, y los besos serán para el Niño Dios, tras un rezo testimonial de la fe que tenemos abandonada. Para mi suerte cambie de opinión.

Todo el dia dándole vuelta al dilema “Ir, i no ir”,  aparte de que además me mareo en los coches, aun en pequeños trayectos como este del cercano Aljarafe  que es un laberinto de rotondas que me llevaran al vértigo seguro,  por lo que tendré que tomar las famosas pastillas.  No. no  era fácil, en la duda.

 Me había duchado con gel de romero por si, sí, y como siempre precavido ir a los sitios con blanca ropa interior. En esto que  recibo llamada de familiares invitando para que les acompañara aunque fuera unos minutos y compartir las excelencias preparadas para la cena. 

 Me dije: No voy a salir, está decidido,  aun sabiendo que ni con nada dormiría esta noche pensando en ella, por haberle dicho que no. El caso es que estoy arreglado y decido a no perder esta fiesta,  y aun temiendo crear preocupación, llamo al servicio de automóvil con conductor, cosa que no resulta fácil la cantidad de datos que se requiere, pero lo solvento, y me avisa que en cuanto disponga de un vehiculo llegara a mi casa. 

Hora y media más tarde un mensaje  en 20  minutos me recoge en mi casa, 45 euros cobrados con tarjeta.En la pantalla del móvil muestra el recorrido, ya está cerca, bajo a la calle  y una fina lluvia me hace volver a coger un paraguas que no serviría para nada en la explendida noche que apareció.

 Llego aturdido, y la veo caminar  hacia la puerta, acuso los efectos del mareo. Aun no han llegado todos peros las mesas están preparadas por Charo y sus hijas María y Rocío. Cabe pensar que Antonio preparo el calentador para que el gran salón estuviera acogedor. Delante tengo los platos que ni me atrevo tocar hasta que se me pase los efectos del coche y el anti mareo haga el suyo. A mi lado veo desaparecer un buey de mar, aunque parezca broma.


Llega el momento de las doce, y las nietas ante el niño Jesús, realizan peticiones de amor y paz. Es un rito familiar, en la que ella, mi amiga, la abuela, comienza con la oración que  El nos enseño, y la continua Rafa, que es yerno,  iniciando la Salve a la Madre de Dios que nos trajo al mundo al Salvador, por quien celebramos su venida. Noche Buena.

Voy mejorando y tomo sorbos de refresco, mientras se prepara el bingo a veinte céntimos que se cantan los números con un megáfono de mano que distorsiona la voz y me hace cantar una primera línea entre aplausos  que luego se comprueba erronea, retirándome abucharado. La suerte hizo que el numero que me faltaba saliera en la siguiente extracción haciendo justicia  y canto la primera línea de la noche. La suerte del principiante.

Otros juegos y pasan las horas, y me llega el hambre contenida, justo en tiempo de fotos, en una pude abrazarla casi por sorpresa pero me metió el codo en el pecho. Algo es algo. 

A las 4 de la mañana Juande nos trae a Sevilla hasta junto al arco. La templada madrugada me hace pasear en solitario por la muralla, hasta casa, y sin sueño, trato de contar la memoria de esta noche con la familia Punta. Gracias

Sevilla dia de Navidad de 2025

Francisco Rodriguez Estevez

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