miércoles, 22 de febrero de 2023

Calles vacias

 


De cenizas

Como cada día en mi nuevo tiempo de júbilo busco la s calle de esta ciudad que se me aparece solitaria, y eso que el tiempo, el mal tiempo de buen tiempo que la pertinaz sequia tiene templado este invierno de primavera. Cambio de rumbo y aun no siendo temprano las calles se muestran vacias de caminantes, diría que casi sin coches en esta ronda mutilada de un solo carril, y donde los efectos de los caprichos se deja notar tanto en la Gran Avenida de la Cruz Roja, hoy paseo de colorines, como la acumulación a la de Miraflores como via de salida, y la ocurrencia de la Carretera de Carmona, ya que con el cambio en la actualidad seria imposible salir por la Puerta del Sol para alcanzar la carretera Nacional E-5, antes nacional IV. Así nos va.

En cada tramo del caminar los carteles anuncian traspasos de negocios perdidos, algunos son de bares, cosa que no extraña por la gran proliferación de establecimientos del sector que posiblemente fueron gestionados por gente inexperta, de idea equivocada, o les faltó la flor. Apenas hay tiendas en el largo trayecto que me marcado para perder algo de peso si quiero entrar en mi terno negro contra-guía, para cuando acabe esta cuaresma que se inicia.

Los rayos del Sol se dejan notar en las banksiae, que no es fachada de entidad bancaria, pues son rosas amarillas que asoman por las rejas del jardín que costó esfuerzo ciudadano para que no fuera convertido en bloque de pisos que hoy tendría inquilinos turísticos, tal como se encuentra el viejo caserío y sus novedosas reconstrucciones que le hacen irreconocible y que acogen a cuantos visitantes vienen desplazando a familias del intramuro.

Llegado al “Decumanus”, viario imposible en la utopía de los 50  Puerta Real-Puerta Osario, Plaza de Armas- Santa Justa, y se cruza con el “Cardo Maximus” de Macarena a la Catedral, me detengo en contemplar la fuente mas antigua de la ciudad, de la que se dijo que manaba de la fauces de sus leones de mármol nada menos que miel, aguardiente, leche, y mistela, que se encontraba en la muy importante, mutiladisima, y desparecida plaza municipal de abastos de la Encarnacion que tomaba nombre del convento que allí estuvo en tiempo del francés y que junto con el de Regina, acaso castigado por rechazar el dogma mariano de esta ciudad no podía acabar de otro modo que desapareciendo con sus coplas. Entristece oir decir lo de las setas, y que se haya olvidado tanto. Cierto es que ya cuesta reconocer esta ciudad, en la que responbles con irresponsabiliad, realizan actuaciones altamente caprichosas, por suerte aun quedan muchas “ebcarbnaciones” que no quieren convertirse en setas, ahí estamos.

Sevilla a 22 de Febrero de 2023-

Francisco Rodriguez

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