jueves, 24 de diciembre de 2020

Tener ....... o no

 


Tener …no tener

Llega la esperada Venida de este trágico veinte, año de la rata de los chinos, los de la covid, uno puede tener aun esperanza comercial para estos días jubilosos pero ya nada puede ser como antes. Sin hacer de esto una tragedia, que es más, mucho más, y más cuando parece que nos encontráramos en la espera de la tercera ola, como si de una república o un reitch se tratara, para que aun tengan que cobrarse más vidas. Tiempo serio, tiempo complicado, tiempo de confinamiento.

La Esperanza de la Venida, que llega esta noche desde que empezamos a contar los días para FESTEJARLA, en esta cabe la posibilidad de que ciento de miles de personas no celebraran nada de nada y acaso SEAN MUCHOS LOS QUE busquen la cama con antelación para que todo pase antes, y mañana sea otro día, sin que les asalten pretéritos recuerdos.

En otro tiempo, al llegar las saturnales, el bullicio de las compras estaba centrado en la plaza, la plaza de abastos de toda la vida, por suerte esta de la Encarnación, muy a pesar de su malísimo diseño y el maltrato que de la municipalidad recibe en su total despreocupación, aun conserva el fondo de su  existencia en el hacer diario de los vendedores, DESDE EL TIEMPO DEL FRANCÉS. No estamos solo.

La sobredimensionada competencia de cadenas alimentarias, grandes superficies, almacenes y ventas online, no son óbices para que la selecta clienta, ya en reducido numero, siga acudiendo con fidelidad, por la calidad que se muestra y por la confianza de años que se ha generado en esta Encarnación de mis carnes, ahora de mis canas.

No son jornadas como las de antes, ni mucho menos, en este año de inciertos comensales en cada casa. Desde muy temprano he subido las persianas con el hándicap  de una espalda en tenguerengue, los mostradores estaban repletos exponiéndose llenos de variados géneros con la intención de obtener buenos resultados, pero el hombre dispones y suele ocurrir lo contrario. 

Con una pequeña cantidad de encargos por servir, repusimos todas las faltas que podían ser demandas. Cinco cuarenta y cinco, es de noche y  las vitrinas van colmatándose tal cómo crece la incertidumbre de una jornada esperada. Llega las nueve treinta, aparece el posible comprador previsto para una hora anterior, mira y remira, no contempla que se tenga tras el cristal existencia de su deseo. No es buen principio. Pide diafragma, ¡abrase visto!

Mi compadre Juan se lleva dos babillas de ternera lechal. El paladar de su nieto, le hace venir de lejos.

Tener lo previsible, y que demanden lo inesperado es como una frustración para tanta experiencia, pero este año nada es igual. Hasta dos decenas de posibles compradores no pudieron realizar sus compras, evidentemente no podemos tener todas las referencias, menos cuando intuimos que otras serian preferentes.

En día de Nochebuena de este desgraciado año la caja no alcanzó el nivel, y será raro que alguna vez vuelva, en especial estos  en los que aparecen quienes esperan encontrar en la plaza, la de toda la vida, aquello que en la habitualidad de otro lugar se les hace difícil. Hoy no.

·         La jornada concluye pronto, cansa permanecer tanto tiempo para no poder atender desavíos imposibles, ni los previstos encargos fueron recogidos, lo mismo el sábado tenemos el acierto. La sorpresa de hoy ha sido que la casualidad ha traído a dos nuevos clientes que resultaron ser hijos de dos personas que fueron amigos de mi juventud, y para cerrar el día me llegó una pareja que compra con cierta asiduidad con su hija de dos días envuelta en una mantita, ha sido la clienta más joven, lo cual hizo que me alegrara el día.  

Sevilla a 24 de Diciembre de 2020-

Francisco Rodriguez

No hay comentarios: