lunes, 14 de septiembre de 2020

 Lo que hay que ver, ni te lo imaginas

 (11 de Agosto de 2008)
Cosas veredes, que harán temblar las paredes
Lo que queda de Metropol Parasol, (lo de la Encarnación), si se le quita la estación del metro, (el subterráneo que de llegar no se sabe para cuando) y la parada del metro centro, (también llamado tranvía de trazado imposible, y que solo se hace posible, por imposible, como lo del Metropol Parasol, (lo de la Encarnación) con más dinero) todo lo que podréis ver será, solo madera, madera y más madera.

Y si a todo ello se le suman las acciones a llevar a cabo, como las medidas de tráfico (más conocidas por espantaclientes), y se le une lo que hicieron con el alejamiento de los autobuses, ¿qué le quedará a lo de la Encarnación?, para que se le pueda alegremente vaticinar el futuro de que aquello, ( con una afirmación de tal rotundidad que solo un visionario podía atreverse a realizar) entendiendo que solo puede ser un éxito, al que no se le contempla el fracaso, pues está pensado e ideado como locomotora del sector comercial, especialmente para recuperar una zona totalmente degradada, por treinta y tantos años de abandono y que como tal recibieron. 
Justo a la que le idearon algo impactante y transgresor, como lo que se está haciendo en lo de la Encarnación (millón arriba, millón abajo) y que dijeron que había que realizar , al objeto de crear nuevos referentes, en especial de vanguardias, modernos y rompedores para llenar un vacío de muchos años de inoperancia e indolencia municipal, y sobre todo, compensar a los pobrecitos placeros, esos que tanto tiempo llevan resistiendo en la provisionalidad.

Pues si a todo lo anterior restamos el yacimiento arqueológico; El pasaje comercial de primeras firmas; La plaza publica en altura, especial para eventos y conciertos juveniles, (el botellodromo) y el mirador social panorámico, con su restaurante para 500 comensales, aparte de las medidas de seguridad, y los seguros, por si alguno se quiere marchar sin pagar haciendo puenting, parece que solo queda el mercado ampolla, antes dedalito, (cuando los puestos fueron diseñados para encrespar a los placeros como cuarterones de circunferencias, y salieron, como no podía ser de otro modo, redondos, como los discos sorpresas de fundador), para acoger a una parte del reservorio de los placeros que aguantaron bajo las chapas.

Con unos costos que parece ser es cosa atada de antemano, con una inauguración que aun es cosa secreta, y prevista para antes de Navidad, cosa difícil, con un compromiso “cosí cosá” más propio de nosotros que, por ser cosa rara, mas parece cosa nostra, y en lo que, por aquello del amarillo, puede que sea cosa nefasta, y por los costos cosa imposible.
Por todo se puede afirmar, cosa indubitada, que como no tenga un principio inaugural de la totalidad, cosa plena, y con resonancia a niveles internacionales, aquello será cosa perdida, e incluso cualquier cosa, pero con los días contados, pues es cosa sabida, que lo que queda para convertir aquello en una cosa que tienen más que pensada la concesionaria, para recuperar la inversión, cosa justa, es eliminar, cosa inevitable, lo que queda, cosa probable, dejando simplemente que la cosa empiece a funcionar, cosa posiblemente difici, y por supuesto que sin fotovoltaicas, que es cosa energética, pues no es cosa de actuar en consecuencia, y mejor solos que acompañados. Tanto aguantar, y hay que ver, lo que son las cosas. "Pobresito" los placeros Se quedaran sin nada. Ya lo vereis.

Sevilla 11 de Agosto de 2008
Francisco Rodríguez

No hay comentarios: