Medidas

No estoy seguro de que tener tanta información de lo que acontece llegue a tranquilizar, pues en la red pueden advertirse que aparte de la gravedad sanitaria que el futuro no se presente halagüeño, si el porvenir empieza  con medidas.
En la reclusión solidaria, el posible temor nos lleva a pensar tal como un eremita para lo que no estaba preparado.

Se hace difícil, permanecer en casa, y lo mismo salgo a comprar, como se diría "en diferido", mas mucho me temo que mañana pocas personas se acercaran a la plaza de abastos que por las medidas permanecerá abierta para dar servicio de primera necesidad alimentaria, cuando es posible que las familias tengan un acopio mas que suficiente. 

No me quedara otra, por suerte de la medida adoptada, que mañana pueda salir a la calle y caminar hasta mi trabajo a sabiendas que será día sin venta. 

Desde mi ventana no veo la presencia de nadie, la calle solitaria se ha ido llenando de luz de gris amanecer.

Con la radio en sintonía, los continuos whatsapps, que me envían al móvil, la televisión encendida y el ordenador, van ayudando en este cambio de actividad no programada, mas aun con todo el panorama que aguarda.
Ya se me está haciendo largos los minutos de esta primera mañana de toque de diana cotidiano a las 6, y cuando solo pasan pocos minutos de las 10, aun permanezco sentado por cuatro interminables horas y dos desayunos.

Salgo a la calle, el Sol ya inunda la solitaria placita que aun mantiene la fragancia del azahar que se diluye al florecer con tanta antelación que se temía que no llegara a Semana Santa. 

Ya ven, ahora las hojas por los suelos alfombrando la blancura marchita.
La caja de Pandora, que trajo el covid19, también contiene la esperanza, no podía ser todo lo malo, pero el “epimetismo” nos ha llevado a padecer el síndrome de “Probe Miguel”, que hace mucho tiempo que no sale-

Busco mi coche por el barrio, me sirve para dar un paseo para desentumir las piernas poco acostumbradas a permanecer sentado.
El aparcamiento está a tope y muchos aparcados en doble fila ya que pocos han salido y se han quedado en casa como yo. Lo encuentro, y no podría haber salido ni en caso de urgencia, pues tenía bastantes coches detrás,  y casi sin espacio para moverlos. Solo lo arranco. Siogue siendo un campeon.

Alargo el recorrido de esta fuga permitida , y alcanzo llegar al “superexpress” y comprar algo para justificar lo permitido, acaso en la tarde podríamos realizar otra compra.

Llega a entristecer ver la tienda sin público, y los empleados con guantes y mascarillas. Entran dos jóvenes de la clase sanitaria del hospital cercano, llevan vestuario celeste y bata blanca, ambos no se retiran la mascarilla, pero adquieren algo para hacer bocadillos. Buena medida.

Ahora me llega la noticia,  dice que desde Francia, lanzando una antelación “prometeistica”, de que el “ibuprofeno”, como que empeora el covi19.

Voy a tener que apagar el móvil  y buscare una película de las muchas que ofrecen gratis ya me temo todas que las voy a tener que ver en estas dos iníciales semanas.

Mañana me levantaré temprano para llegar a mi trabajo, no tendré la alegría que en otro tiempo me hubiera causado preparar mis mercancías para este tiempo que por esperado, cada año, llega por las fiestas de primavera, las que soportan la vida comercial de muchos pequeños establecimientos.

 Seguro que en este primer amanecer de estado de emergencia, habrá que tomar las precauciones para que el trayecto se nos haga un paseo, casi un regalo, un privilegio en este caso por las medidas, y no piense en ningún momento que allí pueda hacer negocio, justo donde con seguridad  aquello “promete” que en la caja de cristal de lo de las setas, plaza municipal de abastos, hará falta, si los tiradores de las pesadas puertas siguen siendo manuales tener que tomar algunas medidas más que la renovación de aires. Mascarilla y  guantes.

Sevilla a 15 de Marzo de 2020 (primer día) Solo en casa

Francisco Rodríguez Estevez