domingo, 5 de enero de 2020


Resultado de imagen de gatos y gatera
Gato, siempre gato

Bajo las setas, en el laberintico fanal, donde le llaman plaza municipal de abastos, aun queda un reducido número de resistentes como  el testimonio activo  de la eterna provisionalidad e incluso de antes.

Allí entre persianas bajadas indicando  la presumible inactividad posiblemente por la falta de publico, donde un bosque de enormes columnas y retorcidas paredes acristaladas llenas de silencios, presagian que hubiera gato encerrado.

Resultado de imagen de gatos y setasDesde temprano se inicia un diario convivir que comparten  aquellos junto con nuevas incorporaciones que están ocupando los vacios que fueron lastimosamente  abandonados a otras suertes, generalmente  por la desilusión con la que se dieron despues de tanta espera , a nada que abandonaron el bidonville  de asbesto, cuando menos estuvieron siete lustro aguardando para encontrar algo que no ha resultado ser esto que salió bajo las setas.

Cierto es que el paseante, una vez dentro queda con cierta confusión ante la extraña distribución que le aparece, y   ya sea aun sin proponerlo, como que resulta difícil la orientación, pues se hace complicado realizar el tortuoso recorrido en ese galimatico lugar, con diseño de columnas y cristales, donde la exigencia de “lugar diáfano”  se hace harto difícil recordando la desatinada ubicación de las puertas. El gato está servido
Imagen relacionadaDespués de nueve años, ni decir tiene, que cuesta  tener que volver a repetir la desacertada elección para ubicar las puertas, según lo dispuesto en la Ley de Accesibilidad en semejante emplazamiento, menos en un lugar que, por su naturaleza de plaza municipal de abastos, espacio público,  hubiera merecido la pena que en la oficina técnica de Urbanismo y en la de Consumo, haber realizado un estudio para un recorrido optimo, desde el mínimo concepto que pueda significar comercial para estos "responsables". Pues  se sabe que ni con los años el gato se volverá liebre, siempre gato. 

Puede ser que los tiempos tengan tendencias, y que las actuales poco tiene que ver con aquellas de afectaron a tantas que se dieron en ese lugar, desde la demolición del abandonado convento por la hambruna de la clausura y de paso tirar algunas casas en venganza de aquellos que no simpatizaban con los gabachos, gato.
Y donde dejamos lo del ensanche Puerta Osario-Puerta Real, gato tambien.
y lo del incendio "fortuito" de las cuarteladas de los mayoristas,  que se negaban a marcharse donde ya habían realizado un lugar. Gato, por la gatera.
Para Que recordar del derribo de la mutilada plaza que no era municipal sino consecuencia de la okupacion de los vendedores. Aunque tuviera gatos y ratas.
y el entente cordial enorme gato, para hacer una modernidad, gato y liebre en el mismo plato, pàra que en lugar de tres años de coccion,  fueron treinta y cuatro de espera. Mayor gato.

En las silenciosas mañanas de ese insólito lugar, donde ya se han visto ratas, casi a diario aparecen grupos de asiáticos venidos del lejano Oriente, y como gatos buscando la gatera, sin que medie palabra, pregunda o señal, ellos dan a la primera con los deficientes retretes.

Aseos y servicio que se toman alegremente, y que evidentemente no abonan nada de los  gastos  que se ocasionan por tan necesitado servicio, tanto de limpieza, agua, papel, luz  y taquígrafo, y además los desatascos semanales, pues se sufragan todos por cuenta de la asociación de asociados, y adláteres determinados por la concesionaria. Gato montes, en la banda de la plaza.

Burladero de la plaza, con un antiguo sello impreso en la madera
A tropel, la extraña lengua se alza como un griterío, de quienes tienen las vejigas a reventar, que con sus diferentes tonos de voz viene a recordad la llamada lastimosa del gato solitario en maullidos de amor. Miau, miau.
 En la provisionalidad hubo un tiempo en el fueron tan numerosos que hasta este blog tomó los suyos. fueron Emblemático, recordando  las palabras del doctor Sanchez,  y “Peligros” al que el arqueólogo decía que era “curto” por el color gris de su corto pelo, y vino al pelo con las excavaciones. A los gatos les gustan las ruinas.

Este maullar colectivo matinal, son los buenos días, así traduce el Ni Hao, como reclamo de compra, y el miau, miau, que llena el eco en los espacios vacios de laberinto, una manada de gatos, distintas camadas  haciendo fotos a la pitaya nacional, hecha en C armona, a la chirimoya,  al Portobello deshidratado, a la gran variedad de colores que ofrecen las mercancías en los  puesto que en temprana hora están abiertos, para hacer al gato ….miau, miau ,………¡no!…entonces ayon, ayon aseyo, o la venta poliglota del delicado oxiwani narimasi, e incluso puede sonar la voz de un Aria como riñas de gatos de la “caballé”, nadie quita que se inice un " O Sole Mio". Ya llegará Febrero.
Sevilla a 5 de Enero de 2019
Francisco Rodriguez



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