domingo, 3 de abril de 2011

Olor a alcantarilla, olor a dinero

La suerte

Mas de ocho lustros esperando la flor, y vaya por donde en lo de la Encarnación apareció una siniestra sombra dibujando en los suelos, de un duro granito despejado de arboleda, cuadriculas de un damero, que de haber sido chinas, lo mismo es gato, en el año del conejo. Acaso por descomunal, y el lento ciclo de floración se trate de la pestosa “Amorphophalus Titanum”
Sea por lo del aro, de la flor cadáver, que así se le conoce en su tierra, o por el aro que se tuvo que pasar para después de tanta provisionalidad llegar a esta suerte, el caso es que en 2011, con la llegada del año del conejo chino se llega a esta suerte de sombras que llamaron parasol,y otros paranada, e incluso parafotos, por aquello de que se olvidaron del metro y de las fotovoltaicas.
Es el conejo animal de suerte, pero el mercado amarillo se abrió en el de la rata, y el bajío es distinto, tanto, que el olor de alcantarilla es detectable en la primera inspiración. Por eso la inspiración le vino al berlinés por los ficus, y la espiración, por el carreron, justo por Granada, con el talón.
La suerte está ahora, sin medico que la vigile, en manos del tiempo. Para algunos las partes, tal como las inauguraciones, tendrán ciclos de vida distintos. Acaso Roma pueda durar toda la vida, pues no seria el último candado que se ponga, si es que no lo quitan como los que cierran los enamorados en el puente de Triana. E incluso se podría llenar las setas de candados, y con este peso añadido, como un sobre costo más, se justificaría la descomunal cimentación, no en vano aquello tiene que aguantar lo que se le eche, como Escher a sus laberintos, mucha ilusión pero de la óptica, que parezca y no sea.
Veremos si el tiempo, y las partidas de conservación, aparte de que las palomas no hagan de aquello una concesión municipal por cuarenta años, para que encima se caguen encima de las personas de esta ciudad, que a falta de coches, autobuses, metro, y tranvía solo quedan peatones y ciclistas.
Tiene la madera de pino mu malitos augurios, y es que entre la “Amorphophalus titanum”, la alcantarilla, y las palomas defecando en el botellodromo, lo mismo las escaleras se llenan de orines y añaden el punto amoniaco que mas parece demoníaco, cuando se queme amapolas a lo bonzo, y los cañamones como alimento de las palomas, acabe en una plata, y los bomberos sin escaleras.
Las previsiones son de entre 10 y 15 años, no solo por la madera de pino si es que no se cuida de la xilófagos, se pinta cada dos años, se supervisa los ensambles, y tanto los pernos, como el nuevo pegamento tiene el mismo comportamiento que el de las pruebas de laboratorio.
Las previsiones de resistencia de los placeros están más que probadas, pero con el contrato que “obligaron” a firmar el futuro de la madera se hace largo. Como no existen referentes comerciales en la sinuosa calle cubierta, ni lo del restaurante en todo lo alto, pues lo mismo, y es algo que debió plantearse antes que el disparate, que lo mismo todo comienza con recuperar la Encarnación, pero con documentos, pues lo mismo hasta sobra, si es que salen las cuentas y seria una suerte si se conoce el precio de las cosas, que otra cosa es su valor.
Sevilla a 3 de Abril de 201
Francisco Rodriguez

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