martes, 12 de mayo de 2009

La certera manifestacion del licantropo

Lo del lobo

Gritaba mentiras para que todos se asustaran. Fue la reiteración lo que hizo que nadie le creyera, aunque mantuvo su puesto de pastor, de pastor mentiroso. A nadie se le ocurrió nada antes del desastre, aunque a la primera, lo aconsejable y sensato, hubiera sido mandarle a coger peces con la boca.
Las mentiras fueron interpretadas como bromas, cuando siempre encontraban quienes las rieran como gracias. Así fue como, entre tanta mentira y tanta risa, el cuento deja su moraleja para que sirviera de modelo, y sus enseñanzas como advertencia de lo que puede suceder, cuando se deja, como guardián de los valores, en unas manos que irresponsablemente confunde la obligacion con la broma, y esta con la mentira.
Ni que decir tiene que, contrariamente a la verdad, la mentira es un valor en alza, cuando tanta risa causa. Poco sentido tiene en estos tiempos de risas, una frase (recientemente publicada), utilizada por un articulista para poner colofón a su trabajo de opinión, que más que frase parece una sentencia.” Si me mientes una vez, es culpa tuya; si me mientes dos veces, entonces, la culpa será mía”.
Atribuida a Anaxágoras, el pensador establecía que solo se puede culpar de las mentiras a aquellos que creen en los mentirosos, exculpando a estos, con benevolencia, para cargar sobre quienes vuelven a confiar en las palabras de aquel que les engaña.
De ser así, más que culpa, el filosofo, desde el siglo V antes de Cristo, acusa y hace responsable a quienes creen lo que se dice , se ha dicho, y se dirá, acerca de lo del mimo, de lo de “emblematico”, del metrocentro, de la modernidad, de lo ecológico y lo sostenible, de la vanguardia, e incluso de la inauguración en Noviembre del 2007, y sus aplazamientos para Enero de 2008, para el 2009, o a principio del 2010. Por no recordar otras risas.
Era evidente que no bastaba poner en cuarentena las manifestaciones realizadas, los anuncios imposibles, ni las promesas incumplidas, pues con la falta de verdad, bastaba esperar al tiempo para que sea revelado lo increíble, ya que es del todo imposible creer nada de lo que se diga, cuando más mentiras no caben. Algún día llegará el lobo por sorpresa, (como las maderas que faltan desde Junio de 2008), posiblemente cuando nadie las espere, para comerse a las ovejas, por lo que resulta conveniente estar alerta, aparte de no creer nunca los avisos de risa floja, pues entonces, como predijo Anaxágoras, la cosa no será culpa del mentiroso, si no de aquellos que le creen.
Por eso cuando se oye en la lejanía que el hermano lobo hace auuuuuuuuuuuuh, creo firmemente que se refiere a lo de la Encarnación.
Sevilla a 12 de Mayo de 2009
Francisco Rodríguez Estévez
S

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