lunes, 4 de mayo de 2009

Con las cosas de "broma" no se juega

Seriamente en broma

Las cosas son como son, aunque en ocasiones, no sean como deberían de ser. Lo cual ocurre cuando parece que fueron dispuestas tal como si fuera una broma.
Deberían de parecer lo suficientemente serias, pero no lo parecen, cuando la severidad y el rigor, al tener la pauta de “ocurrencia”, quedan diluidos a tal punto que la broma toma una consistencia inmerecida.
¿Acaso, y pongo como ejemplo, no parece una broma lo de la Encarnación? No por la desaparición de la estación del metro, línea 3, ni por la “insoportable demora”, ni tampoco por las dificultades técnicas, hoy subsanadas, ni por lo del metro-centro. La ganadora idea de un concurso ausente de prestigio en la concurrencia, paseada en salas nivel, y con marchamo de “sostenibilidad”, ofrece el “escondido” merito, al no apreciarse donde pueden quedar “sostenidas”las obligatorias celulas fotovoltaicas, para el ahorro energético.
La severidad exigida tambien se diluye, pareciendo broma, cuando a escasos metros, no más de tres, de la fuente más antigua de la ciudad, esta es afectada por la contaminación visual descrita en la LPHA, a causa de un enorme mamotreto de hormigón cimentado, nada menos, que en el mismísimo salon-comedor de una vivienda hispalense.
La broma, seriamente, será de risa nerviosa cuando la plaza-azotea, espacio publico, privatizado ad libitum, quede, sin temor a error, convertido el algo tan serio como pueda ser su utilización para eventos juveniles, vulgo botellodromo.
Seriamente en broma, no se le puede decir, “broma” a parte, (por aquello del estomago), que el rigor alcanzara al “emblematico” mercado, con reglamento y normas en mano.
Que decir de su distribución y el insuficiente numero de puestos, inferior al que se establecieron en las bases del concurso. El caso es que con tantos desaciertos, la “cosa” está ahí, aunque parezca que es broma. Las cosa, como son.
Sevilla a 4 de Mayo de 2009
Francisco Rodríguez Estévez

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