domingo, 24 de agosto de 2008

Sabias palabras

<¿Lo sabías?



Ni la negativa a la colección Carranza. Ni la actuación de la Ronda, con sus daños colaterales. Ni el regalo de parte de un jardín, como el Prado, para una biblioteca, con todos los solares y edificios que hay por ahí por recuperar. Ni todas y cada unas de las batallas que los ciudadanos tienen que iniciar haciendo cruces, para librarse de los malos pensamientos, de las malas palabras, de las malas obras y deseos, de los que tenemos sobrada muestra.

Tampoco será esta para recordar las Atarazanas, ni el Acuarium, ni Asunción, ni la pertinaz tala, ni la fabrica Roche, ni la de vidrios de la Trinidad. Menos, sobre la Alameda, ¡ay, Alameda! Ni el metro-centro, prometido para la Encarnación, con su estación Metropol para el de verdad.

Buscando en las maletas, de los mas de cien kilos, que tengo para el recuerdo, encuentro las sabias palabras, de aquel que ya no está, cuando le preguntaron de la a, a la zeta.

En la página queda su contestación lapidaria. “No diré si me gustará, o no, pues solo podré opinar cuando esté terminada, pero en principio, parece un proyecto poco acertado”.

Sabias palabras de aquel que dijo que no daba opinión, pero que jamas realizaría un proyecto como ese. Sabias palabra de aquel que calificó de papanatismo, para coincidencia de quien las llamó producto del catetismo.

Sabias palabras de cuantos pasan por su sombra, como aquellas que puso colofón el escritor al adjetivar aquello de “que canallada”.

A lo de la Encarnación, (después de esto, puede ocurrir de todo y nada puede sorprender) le están poniendo enormes columnas de laminados de madera revestidos del peligroso e inflamable poliéster, pero no aparecen los paneles fotovoltaicos, que además de ser ecológicos, todos sabemos que son obligatorios.

Pero en lo de la Encarnación parece, tal como si fuera una broma, que ni la LPHA, ni la LFRAEE, parece que le afecte, creerán que al menos tiene esa dispensa lograda, como lo de las penalizaciones por demora, como consecuencia del silencio, si se interpreta como un beneplácito engañoso, pues, ni la LPHA, ni la LFERAEE, son leyes para saltárselas olímpicamente, y su acatamiento debe ser ejemplo para la responsabilidad. Sabias palabras que, aunque puedan parecer inútiles, no lo son. ¿Lo sabias?

Sevilla 23 de Agosto de 2008 ( Ultimo día de la Ronda)

Francisco Rodríguez Estevez

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