viernes, 22 de agosto de 2008

Circo

Números de circo



Bajo la carpa celeste, donde empieza el pan a escasear, el circo monta sus números de encaje de bolillos financieros, para que, con la misma facilidad que saca un conejo el prestidigitador, nos parezca realidad lo imposible.

Numero esotérico, numero de cesante, de primoroso, de hilos invisibles que manejan los equilibrios, hilos de una red, hilo de madeja, hilo directo. Numero de las setas.

Nada puede extrañar pues, que donde se destruyen fuentes, el agua del grifo compita con la de los manantiales de Mondaríz si se embotella, no en balde, siendo especialistas en embotellamiento, en atascamientos, en retrasos y demoras, cabe pensar que incluso el humo de los coches atrapados en el laberinto de las ocurrencias, se le tenga previsto (con los estudios ya realizados de antemano) comercializarle para crear eficaces cortinas, a semejanza de polución olímpica de “begin de begin”, o sea, de por aquí te quiero ver.

Con los cielos perdidos por el espectáculo de las sombras, esas que evitan que los rayos del sol llenen los espacios de luz, (y taquígrafo) hasta trasformarse en energía sostenible, el ocurrente parasol, viene en ausencia, (por tala de urgencias), a sustituir a una fronda súbitamente atacada por la filoxera de capullo, dejando que en el piso se formen sombras chinescas de cinco aros, como tenedores, en los alahurines artificiales.

En los números de equilibrio, los libros contables de hojas caídas en los otoños calientes dejaran de tener caducidad cuando el la madera de troncos muertos de los anaqueles, hojas perennes queden encerradas en una extraña contabilidad de tres fuentes y doscientos árboles en el debe, con un haber de incompetencia y un saldo en rojo.

Tres fuentes de agua para vender, Tres. Tres fuentes rotas, en un romper aguas de gestaciones concebidas en incesto publico, ayuntamiento con tuno, takatum que tum, que sum. Es lo que tiene tanta modernización, siempre de actualidad, donde nada pasa, donde lo mismo se pierde el barco del arroz, como la Encarnación perdió su monumental fuente, que las celulas fotovoltaicas.

Fuentes y jardines pueden ser arrasados con la impunidad de los hunos, mientras los unos y los otros otorgan con los maestrantes silencios del coso, acaso sea el pan, pero cierto es que en el circo y siempre con el mismo chiste, cada vez los payasos hacen menos gracia.

Sevilla a 19 de agosto de 2008-

Francisco Rodríguez Estevez

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