jueves, 11 de febrero de 2021

toro, toro

 

Poco toro

La enorme rata había muerto tras la persiana, se la había visto recorrer por las calles del acristalado fanal en varias ocasiones, pero su verdadero tamaño no se pudo apreciar hasta que el servicio de desratización privado tuvo actuación en el espacio municipal y sus efectivos cebos a diferencia de los que se venía utilizando acaso para su engorde, para que por fin estos de puro veneno le pusieron fin a todas sus raterías. 

Había empezado el año chino de la rata, y la covid se hacía notar en Wuhan sin hacer fiestas,  y desde el Oriente ya  no venían los visitadores de los deficientes retretes a lo de las setas. Mercado amarillo.

A días del toro, año del toro en China, que lo mismo es manso buey de tiro, y puede que incluso sea vaca de vacuna de toda la vida, y leche maternizada, que da leche merengada hay que vaca tan salada,  este año a los chinos les va a coger en plena pandemia la celebración bovina  y no están los tiempos para toro en esta “plaza”. El nuevo año chino, el del toro, no parece que se celebren corridas mas allá de las que ocurra en tentadero de satén, probando a las bravas en los lances sin sangre. Poca fiesta, poco toro.

En el fanal, antes plaza, la sangría está en los altísimos costos de un espacio de desangelado tendido, donde lo privado prevalece en lo público, y lo público tiene poco dolor y mucho dolo cuando lo de la rata se acaba y comienza el toro sin burladeros. Cosas de chinos.

Siendo el toro fortaleza, símbolo de Marcos, raptor de Europa, constelación en el zodiaco, no se le augura un buen venir en la incertidumbre de pandemia y vacunas a goteo.

 Será un tentadero largo que no llegará a corrida por montar con falta de alicientes, y en lugar de una vacuna soviética  por llegar, se nos viene los rusos con el super hipermercado de los precios más  bajos, dicen en el anuncio que serán los más frescos, cabe pensar que el envío lo remitan desde la tundra. A menos 80 grados, como la pfizer.

La ciudad, que en tiempos del doctor era de las personas, donde los sueños eran construcciones, la pesadilla despertó en la biblioteca privada, que en suelo verde acabó con tanta cama, justo cuando por Santiponce de Itálica medio olímpico comparte suelo, y el Gnomon de la exCaja el espacio aéreo, y la micologica, que en su suelo en tiempos pasados  lanceaban toros los caballeros que adueñan coso.

Solo queda que ahora la callada y mariana, antes heroica y noble, leal e invicta pasa a ser, nada menos que la ciudad de los supermercados y cadenas, ya sin puente de barcas, cuando demográficamente decae en número de habitantes, y lo mismo sobra toro, que plaza.

 De emporio de riquezas, de locomotora del sector, de sinergia del comercio, y lo del puerta, puerto, plaza estación aeropuerto, puerta, plaza y puesto de la filacteria del lema concursal, un fanal es poco toro para esta corrida de “ventas”, que se llevará a cuantos coja a los hules. Efectos de la covid, del tiempo de la rata.

Sevilla a 11 de Febrero de 2021

Francisco Rodriguez

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