domingo, 8 de septiembre de 2019

miércoles, 5 de junio de 2013


Hablemos de la Encarnación

 

¿Cinco horas?  Como la viuda de Mario, hablando sobre la sentencia que se cierne sobre lo de la Encarnación, como tema de debate jurídico- patrimonial. ¿Cinco días? Tal vez cinco meses, o cinco años, acaso un lustro pueda parecer  excesivo, pero pasaran muchos y seguiremos hablando.
Pero, hablemos de lo de la Encarnación mientras esperamos que si la sentencia no lo tira, que los agentes climáticos hagan su trabajo, y los xilófagos colaboren como cabe esperar.
¿De que Encarnación hablamos? Acaso de la que tuvo cimentación en tres versiones, cimentación mas agresiva no las hubo se llegó a decir, ni mas costosa se pudo leer. De la Encarnación que desubico la colonia Julia Romula Hispalis al punto de colgar por las paredes a la Gorgona Medusa que estaba  guardada en el subsuelo de los sótanos de la carnicería, aguantando inundaciones. ¿De la Encarnación y la Ley de Patrimonio? Acaso podemos hablar sobre las escalinatas, transgresora y asimétrica la Norte, la inutilizada de Poniente, de la Sur, diversificando la ocupación, pero a nada que el calor apriete seran peldaños de desolación, o de insolación ¿De la Encarnación y el PGOU?. Para gustos.
De la alineaciones, del hueco-lucernario, de las fuentes-bultos de los parterres amebas tan sevillanos, o tal vez de los remates jardincillos que adornan los estípites, salvo aquel que quedó sembrado, acaso sobre el salón comedor de la importante casa hispalense,  para contaminar la fuente del siglo XVIII, y como si tal cosa.

Del armonioso puente que da hilazon al conjunto micologico sobre el que un camino de hierro discurre entre la nube, llamada de tal forma (en el proyecto teutónico) a las cuadriculas de conglomerado de madera de pino que forman la cubierta micologica. Puente que por seguridad, lo mejor resulto ser no utilizarlo, y de paso para acallar calificarle como joya de vanguardia, y compararle, salvando las distancias, en este caso unos quince metros, con el Puente de Alcántara, Ponte Vella, puente de Sommiers, de Mérida, puentes del imperio. ¿De la Encarnación de  vanguardia? De la sinergia, de la locomotora, del mimo, de la 5ª avenida, del MOMA, de la demora, de los materiales, del pegamento, ¡mas madera! De los modificados, de las inauguraciones, de las subvenciones a los placeros, o de la gratuidad para subir. De la desafectacion del edificio, o de su posterior alquiler. De que Encarnacion hablamos.  

Hablamos de la azotea, plaza de la mayor indignación, nonato “planetarium” de bombillas de bajo costo para un universo de constelaciones, lugar para el ocio juvenil, y eventos mil, y ni tan siquiera dispusieron un lugar para aliviar las vejigas repletas de crus, o henchidas por la cruz de una próstata con tratamiento, o quien dice para una evacuación inesperada, o por el retortijón traicionero. En la desolación de la azotea, solo cabe en estos casos el aguantar y si tienes suerte bajar al antiquarium, abonar la subida si eres foráneo, y una vez en el mirador social, pedir la llave de los servicios en uno de los bares, y subir las escaleras de hierro, teniendo cuidado en no golpearte la cabeza con la viga de hierro que dejaron saliente a una altura mas que peligrosa. Con suerte, solo con suerte podrás llegar sin hacértelo encima.

Hablamos de la calle Sur, que transformaron bar de copas, en la rampa que resulta imposible subirla de forma manual, e incumple la Ley de accesibilidad por cuanto no puede hacerlo una persona discapacitada por si sola.

Hablamos de la diosa Ceres, que si la traemos de nuevo a la Encarnación, siendo la gran desconocida, es una escultura de terracota que fue sufragada por los placeros para decorar la fachada Sur, del desaparecido mercado y hoy no es fácil de que usted la pueda ver.

Cinco minutos, cinco días, tendremos tiempo, hay especialistas que vaticinan entre tres a cinco lustros, para que si la sentencia no obliga a demoler lo de la Encarnación, caiga por su peso, ya sea el de le ley, o el de la ley de tiempo inexorable, o por las leyes de la Naturaleza, ya sea termita, carcoma, o bicho taladro. Ni mencionar las blatas germánicas, que haberlas hailas.

Hablar de la puerta para la accesibilidad, la de tantas mentiras, otras tantas historias de unos, de otros, y de ambos.

Hablar de los olores, de la reflexión de la luz en las vitrinas, o del reglamento de mercado. De la calle sinuosa de puertas absurdas, e incluso podemos hablar de soluciones, pues mientras esperamos, que digo que tendremos que seguir….hablando.

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