La partida se termina cuando el móvil suena, es justo cuando empieza el juego. Me desplazo al inicio sin leer las reglas que se modifican en cada encuentro, es el juego de un juego, de dos. Bajo el enorme imán de fe hoy me toca aguardar mi turno a su llegada, siempre me parece que el segundero lleva velocidad lenta.
En sus puestos, y esperando la salida que está marcada por la sagita que Cupido dispara, y emprendemos juntos y a la derecha el camino a ninguna parte , hasta donde nos quiera llevar. El calor es mal aliado para la finura de su ebúrnea piel y la opción de un spa, baño y masaje terapéutico, tenia la posibilidad de ifrecerla, y que me hacía tanta ilusión poder realizar esa refrescante prueba, pues queda descartada.
Sus poros, como fuentes de pasión, afloran gotas de sus adentros inagotable, como venera de nácar el salado elixir que sediento lamería, y que le deja rastros enrojecidos en su fina piel que trata de enjugar con toallitas de papel, la sombra es nuestro refugio. Los pasos nos conducen hacia donde las manos de Rosa volverán a reparar los desaguisados que le hago cuando utilizo el wapsap para los diálogos ozores, que son palabras para conocer y que son insuficientes, pues la experiencia dice que ni en ocho años, y en diez más se conoce a quien no se deja conocer. En ocho segundos supe que era ella.
La parada de piña nos viene bien en esta etapa de la gimkana que hoy no llevamos protección, ni hace falta, los ojos dicen más que el Arcipreste de Hita, en el Buen Amor y el de la vida carnal del Dr. López Ibor. Aun tenemos temor a esa línea sin cruzar cuando está a punto de cerrar la tienda, lo cual no permite trasgredir nuestro obligado confort. Nada nos importara, si la avena es buena, o la nuez con cascara, o el blanco de la sandia, y si el volcán me hiciera temer su sorpresiva e impensable furia, tengo la oración de San Pantaleón para licuar la lava tal como se ve en la ampolla que guarda su sangre.
La pavawapsap, no es que searomántica, pero tiene tanto amor como dudas, tanto deseo como temor, tanta pasión como miedo, y tanto y tanto que todo se desvanece en buenas noches en la distancia como ese poniente que se aleja convirtiendo su rojo en tenue azul, antes de que lleguen las sombras de la oscura noche. Todo es como un volver a empezar en cada ocasión que la tecnología nos permite, y debo de tener cuidado donde toco con la manita, pues lo puedo estropear de nuevo y costara mucho volver a configurar todas las aplicaciones que tengo instaladas en el corazo. Y ella lo sabe.
Sevilla a 4 de Julio de 2025
Francisco Rodriguez
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