Así pasen ocho años

Este periodo de tiempo de dos cuatrienios, nos viene a indicar que en lo de la plaza municipal de abastos de la Encarnacion, un lugar en el centro de la ciudad que en el sueño del doctor Sánchez,  y solo en el sueño, tuviera la visión onírica de realizar un mausoleo político más que un mercado emblemático como gustaba decir, le vienen ahora, al cabo de tantos años, el intento de cumplir la Ley.

Bueno, después de todo, ya es hora de hacer algo donde son muchas normas, reglamentos y leyes que fueron saltados olímpicamente en este micológico baldón por las muchas transgresiones que fueron llevadas a cabo, sin que los “pobrecitos placeros”, la irresponsable responsabilidad, y la negligencia de la constructora-adjudicataria- concesionaria, realizaran el menor gesto por evitar tamaña tropelía.

Se expande el rumor de que van a colocar puertas automáticas relevando a las de pesadas hojas que además de incumplir la Ley de Accesibilidad, sus pasamano son fuentes continuas de contagio. 

La maquinaria para el macutazo esta lista, y viene a indicar que en vísperas de elecciones el Sr. Alcalde,  a realizado no sin dificultades, según nos dicen, la exigencia a la concesionaria –adjudicataria, para que se cumpla la Ley.  No deja de causar cierta risa, tener esta información de la propia responsabilidad municipal, acerca del loable esfuerzo para que se cumpla la Ley de Accesibilidad en edificio público. 

Ahora falta  llegar a saber que criterios se tendrán en cuenta.

Todo hace pensar que se obviará algo tan fundamental como que se lleve a cabo un estudio acerca de la optimización del recorrido comercial, y evitar que esta lleguen a ser un mero capricho que puede ser una ocasión perdida para el verdadero mejoramiento de  estas instalaciones que por tantos años ha tenido la notable laxitud de la responsabilidad de tres consistorios, con todos sus escabeles, palmeros y distraídos, la extrema ignorancia intencionada de la concesionaria en estrategia de dilación, que tan bien le fueron durante la construcción de la obra que quedaron sin penalizar, y el silencio de los pobrecitos placeros.

Así pasen otros ocho años quedan tantos errores que corregir, que todos olvidaran como se pudo recepcionar semejante edificación DE 123 MILLONES DE EUROS, que no podrá ser incluida en la aplicación de edificios accesibles.

Sevilla a 21 de Noviembre de 2018

Francisco Rodríguez Estévez  

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