La carta
Al saltar de la cama vengo a recordar que al abandonar la trinchera no escribí la
carta este año.
El caso es que apenas podía esperar nada y encuentro varios caramelos en los zapatos, junto al frasco de colonia, el par de calcetines, la media docena de pañuelos y dos juegos de ropa interior, que hacían destacar la caja con el ratón inalámbrico que por sorpresa he recibido, junto a los primeros síntomas de resfriado que me aparecieron en la espera de la cabalgata.
El caso es que apenas podía esperar nada y encuentro varios caramelos en los zapatos, junto al frasco de colonia, el par de calcetines, la media docena de pañuelos y dos juegos de ropa interior, que hacían destacar la caja con el ratón inalámbrico que por sorpresa he recibido, junto a los primeros síntomas de resfriado que me aparecieron en la espera de la cabalgata.
Acaso fuera que pensé
inconscientemente que no haría falta, imaginaba que como le reiteraría con seguridad las anteriores peticiones de la puerta, y dado que estando “baltazar” ,el anterior, sobradamente
enterado para que no tenga que hacer el “sordo” y además que lo del cumplimiento de la
Ley se me hacia que siendo obligatorio
para el consistorio, a que vendría escribir otro año mas la misma petición. Una puerta automatica para lo de la Encarnacion.
Tres días, desde la tarde del cortejo, llevo reservándome del
frio y permaneciendo en cama la mayor parte del tiempo, hidratándome y tomando paracetamol,
lo que me da que pensar si sería necesario haber escrito la carta.
Posiblemente la hubiera escrito con la intención de avergonzar a quien tenía la responsabilidad y la obligación, si, justo a aquel que sabe perfectamente que siendo su responsabilidad y su obligación hace como que no lo sabe, como que no le importa, como que pasa su tiempo de Alclde, tan efímero como del de “reymago”, y se quedará tan pancho creyendo firmemente que la Ley es para transgredirla.
Posiblemente la hubiera escrito con la intención de avergonzar a quien tenía la responsabilidad y la obligación, si, justo a aquel que sabe perfectamente que siendo su responsabilidad y su obligación hace como que no lo sabe, como que no le importa, como que pasa su tiempo de Alclde, tan efímero como del de “reymago”, y se quedará tan pancho creyendo firmemente que la Ley es para transgredirla.
El catarro, junto a la congestion nasal y la tos no
productiva que me tiene bardado ante el teclado, me ha venido a recordar que
esta mano de cartas se juega a “espadas”. Sevilla a 7 de Enero de 2018-
Francisco Rodriguez
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