Plaza municipal de abastos
A tenor de lo que dejan lamentablemente ver las plazas
municipales de abastos de nuestra ciudad, no se le vislumbra que tengan un buen
final. La Encarnacion, bajo las setas,
es claro ejemplo.
Tanto por la
desolación que padece por la
falta de público, acaso debido a la escasa
competitividad de los vendedores deslavazados en un laberintico diseño
exponiendo sus restringidos artículos, frente
a la diversidad de referencias que se ofrecen en cadenas y grandes almacenes, el futuro no es prometedor.
Así, junto con la evidente
falta de interés municipal en la gestion por parte de los responsables de turno , se une la dejadez,
acaso por el desanimo acumulado de años, de los “pobrecitos placeros”, lo cual lleva a pensar lo que corresponde, ante la
deplorable vista que ofrecen, y es sin
duda una realidad palpable que penosamente llevará a la desaparición de estas
plazas municipales de abastos como tal, a menos que se lleve una drástica
intervención revitalizadora, cosa harto improbable.
Ni que decir tiene que las actuaciones políticas en esta
materia son tan ínfimas que parecería mejor que no hicieron nada por cuanto por
días que pasan la decadencia se hace notar
a una velocidad que más parece que sea algo intencionado.
Lo que se auguraba como “mercado emblemático”, para que fuera referente tal como lo son “la Boqueria “de Barcelona, la “Plaza Redonda” de Valencia, la de la Encarnacion, es el paradigma del desacierto, que merecería hacérselo ver a los responsables, por cuanto en los seis años que lleva no realizaron ninguna acción paliativa, para que evite el galopante cierre de los puestos, los mismos establecimientos que por contrato quedan en beneficio del concesionario en detrimento de las arcas municipales que ya pierden estos ingresos por tasas, y en consecuencia desfavoreciendo los intereses de los placeros que inexplicablemente resisten.
Lo que se auguraba como “mercado emblemático”, para que fuera referente tal como lo son “la Boqueria “de Barcelona, la “Plaza Redonda” de Valencia, la de la Encarnacion, es el paradigma del desacierto, que merecería hacérselo ver a los responsables, por cuanto en los seis años que lleva no realizaron ninguna acción paliativa, para que evite el galopante cierre de los puestos, los mismos establecimientos que por contrato quedan en beneficio del concesionario en detrimento de las arcas municipales que ya pierden estos ingresos por tasas, y en consecuencia desfavoreciendo los intereses de los placeros que inexplicablemente resisten.
Ni que decir tiene que ni la Administración Municipal responsable de la gestión de la plaza municipal de abastos, ni la concesionaria-adjudicataria de metropol-parasol, tengan el menor empeño por llevar a cabo la mínima revitalización de la plaza municipal de abastos, lo peor viene cuando son los pobrecitos placeros los que al parecer no quieren echar cuenta, ni hacerlas. Ni ven, ni miran.El tiempo habla.
Es de temer al igual que siempre, que estas cuentas ya estén hechas, y no se creerán
cual de barato puede resultar convertirla en “catefulles e himpercolles”, por cuando los pobrecitos placeros,
una vez aburridos de esperar traspasos de júbilo, pongan las manos mendicantes para
recibir la miseria, antes de salir con una delante y la otra detrás. Será
entonces cuando dispondrá de servicios de autobuses, zona azul, aparcamiento
rotatorio, y que decir sobre las puertas automáticas.
Sevilla a 5 de Marzo de 2017
Francisco Rodríguez Estévez
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