Aunque existe el viejo dicho de quien hace la Ley hace la
trampa, no es menos cierto que estas son de obligado cumplimiento, y su omisión
o transgresión debe de tener el justo
castigo.
En esto de la Ley, que existen para todo, cabria pensar que
los responsables públicos tienen amplio conocimientos al respecto, mas aun cuando
cuentan con equipo jurídico suficiente para que estudien la repercusión de esta en la
toma de decisiones. Con lo público no se
juega.
Cierto es que la responsabilidad municipal tiene cada día muchísimos asuntos que gestionar y que necesitan para resolverlos de una gran cantidad de
informes, pero evidentemente cuando se trata de cumplir la Ley cualquier dilación solo puede dejar ver la laxitud, y la
ineficacia demostrada en la inexplicable demora, pero el caso es que en esto de lo de la Encarnación,
aparte de las aleatorias puertas y su caprichosa instalación por pares, se diría
que no existe el menor interés de los munícipes
para llevar alguna acción paliativa que
lleve al mejoramiento comercial de un espacio harto abandonado por los
responsables y especialmente hostil para aquellas personas que intentan llevar
a cabo una compra.
Por supuesto que tanto el actual Alcalde Juan Espadas, como el anterior, y por delegación
los ediles que corresponden, y aquellos otros de los demás grupos políticos que
forman el consistorio, como el anterior, no podrían decir que desconocen la
Ley, la Ley de Accesibilidad, que otra cosa sería la de Patrimonio Histórico de
Andalucía, la Ley FERAEE, las normas de sostenibilidad y el propio Reglamento en
vigor,( cuando la adjudicación) de mercados de Abastos de la Ciudad de Sevilla,
pero para el asunto de la puerta automática en la travesía central de la laberíntica
plaza de abastos municipal, nos bastaría saber que este asunto no le puede
resultar extraño a ninguno de los mencionados , responsables e irresponsables.
Por el contrario no deja de ser
algo curioso que se siga manteniendo la idea de las transgresión de la Ley, y
el dar por soslayado el propio reglamento de mercados, cuando sin desconocimiento
se mantiene esta lamentable actitud, y eso debe de ser algo tan penoso que no
se puede dar crédito, a nada de nada, (tu decides)ya que
bastaría la indicación, como bien sabe, del
responsable municipal, para que proceda la parte contratante adjudicataria a
llevar a cabo cuando menos la instalación de la puerta automática, que aparte
de cumplir la Ley, posiblemente mejoría el recorrido anti-comercial que desde
la inauguración vienen soportando en silencio los “pobrecitos placeros”
Sevilla a 1 de Marzo de 2017
Francisco Rodríguez Estévez
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