Sinécdoque
Quedarse en una parte o dos del todo, llámese hito o mojón,
modernidad o patochada, vanguardia o papanatismo, en referencia a “metropol”
que a falta de metro, se queda en el asfalto la enorme sombra que descubre en cada
paso los horrores de los errores, parecería ser sinécdoque. A la Encarnación le dicen setas.
Quedarse en lo de la puerta automática, por las aleatorias
de pesadas hojas que incumple la Ley de Accesibilidad e impiden el paso a cuantas
personas no pueden por si sola abrirlas, sería igual entender al bicho, eso que cada
mañana te suelta el ponzoñoso aliento con solo buscar el pasillo de una
apestosa y caliente calle interior que tiene por pares colocadas las puertas
que se supone corresponden al laberíntico mercado municipal, antes plaza de abasto.
Quedarse con solo dos mas que evitables lamentables detalles, de los cien que se pueden
contabilizar en ese todo micologico tal que fuera sinécdoque, sería el mayor
ejemplo de no querer ver nada, no escuchar nada, y lo peor aun el no decir nada de esto construido, tal
que fuera Mizaru, Kikazaru, Iwazaru.
Pero bastaría dar un paseo desde la ruinas a la nube, como gustaba al alemán llamar al mirador socializado, y ya encontraríamos salidas de aire caliente mal colocadas, registros succionando pozos negros, puertas encastradas en el olvido, basas con los materiales saltados, ausencia de servicios públicos, y así seguir hasta completar el centenar de escondidas bondades incluyendo la que quedan definidas en la Ley de Patrimonio Histórico de Andalucía.
Pero bastaría dar un paseo desde la ruinas a la nube, como gustaba al alemán llamar al mirador socializado, y ya encontraríamos salidas de aire caliente mal colocadas, registros succionando pozos negros, puertas encastradas en el olvido, basas con los materiales saltados, ausencia de servicios públicos, y así seguir hasta completar el centenar de escondidas bondades incluyendo la que quedan definidas en la Ley de Patrimonio Histórico de Andalucía.
Que no disponga de renovación
de aire en la llamada plaza municipal de abastos hace que los olores sean los
inadecuados. Comprobar la distribución de los espacios comerciales indicaría que
en absoluto el lugar fuera diáfano, como se recomienda en estos, pero al parecer en ese día
nadie estuvo al tanto y este es el
insufrible resultado.
Si esto fuera todo, después
de más de cinco año, cabe suponer que hubo suficiente tiempo para ir
resolviendo algunas cosas. En el laberinto de esta Encarnacion bajo las setas
todo está en querer o no querer ir dándole solución a tantas deficiencias, pues
no puede ser solo lo de la puerta o los desagradables olores, dos actuaciones de facil solucion, para que tenga
parado a estas responsabilidades, la
municipal y la adjudicataria, que no hacen nada al respecto, cuando por días languidece en el solitario
mercado con los pobrecitos placeros que ni quieren ver, ni escuchan, ni dicen,
completando el saru .
Sevilla a 22 de Julio de 2016
Sevilla a 22 de Julio de 2016
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