La mañana de este 4 de Julio llega aliviada de temperatura y
se deja pasear en el silencio de sus calles. La rutina comienza al llegar a lo
de las setas, allí la peste llega con los trabajos de los operarios que
habitualmente desatascan y succionan los pozos negros de la deficiencia del alcantarilladlo
de la modernidad, y es que está comprobado que no piensan llevar a cabo ningún arreglo
con lo barato que resultaría a la larga, y lo beneficioso pues no es bueno la contaminación del enorme camión
durante horas en marcha expulsando gases y ruidos.
Es la rutina, a nada que se llega a la sinuosa calle el bicho
ya te lanza su ponzoñoso bajío de aire caliente con el que ya se advierte el
cambio de temperatura. Los desperdicios dejados en la madrugada pueden dejar su
rastro, ahora inevitables por cuanto las puertas duermen emparedadas en su
propio modernismo.
Cierto que aunque la renovación del aire no quedó prevista, algo sí que han llevado a cabo cuando el olor ya no se aprecia como antes, hasta que llegas a casa.
En la rutina de este primer lunes de Julio, con más de la
mitad de los puestos cerrados, rompe la rutina del silencio los grupos de
turistas que llegan hasta la plaza municipal de abastos para el control de sus esfínteres,
especialmente para vaciar sus vejigas y evacuar lo almacenado en el recto, de
lo que dará cuenta la encargada de la limpieza una vez haya acabado con el
barrido de la calle cubierta.
El silencio es preocupante como para pensar que allí de genera
algún negocio, la falta de público, con a sin puerta automática, debería de ser
causa para hacérselo ver no solo a los pobrecitos placeros, pues ya sería hora
de que miraran los que se dice que tienen la responsabilidad en esto de las
setas, tanto el Consistorio, como el adjudicatario, a menos que sea cierto lo
que parece ser.
Sevilla a 4 de Julio de 2016
Francisco Rodríguez Estévez
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