Con el calor del estio, cuando la salida se hace inminente, y la puerta sin aparecer, las ganas de escribir se derriten como cera de cirio de penitente, mas siempre me aparece algo como esto de hace mas de cuatro años, se titula "DE PASO"
En los silencios de la malaventa se hace mas patente la
guasa que se advierte especialmente en aquellos que accedieron al laberinto. ¿Pero donde “coño” pusieron la puerta?
Con la excepción de los forasteros, que por lo general
buscan jamón en lugar de puerta, se diría que casi la totalidad de cuantos pocos aciertan a pasar por allí lo hacen buscando la puerta, en estas ocasiones para la salida,
y ni les comento todos los que en vano intento por entrar, desisten de hacerlo.
Tiene el personal, en la edad dorada tan dado a la visita y al paseo, el punto graciosos, y
mas de una ocurrencia rayando lo borde. Pero es por eso que puedo entenderles sobradamente
en su indignación cuando tratan de salir de un laberinto de calles, y en la
desorientación propia de la senectud, viene a llegar hasta el lugar que la lógica
les hace intuir una salida, y mira por donde, justo es el lugar que al alemán si que pensó
en las risas del chasco, y los palmeros del alemán, pues en modernidad, el medico en icono de su memoria, y
sus adeptos, en vanguardia, los oponentes en la patochadas, y los placeros ni se
enteraban de que iba la cosa, salvo lo el cuento del cero pesetas, la adjudicataria soñaba con
la tontería, la constructora con el capricho, urbanismo con las maderas, y
consumo...... sin mirar el REGLAMENTO, con el mimo, pues no podía ni decir palabras, acaso ni las tuviera.
Con todo eso, a nadie se le pudo ocurrir que si aquello debería de ser una
superficie comercial, y por lo tanto se le tendría que facilitar la entrada al publico,
obligatoriamente con puertas automáticas, y en su interior colocar las obligatorias señalizaciones tanto de salidas como de
servicios, debiendo de quedar lo suficientemente clara y a la vista para que se facilite la información.
Ante la ausencia de publico, que por muchas causas este se aleja
muchos mas días de la cuenta, de esta plaza de la Encarnación , rara,
rara, se hace mas evidente que algunas que no llegaron a pasar al interior,
sencillamente por que no encontraron la puerta, y aunque posiblemente fuera solo por recorrerla
en su interior, pues en pura soledad no aparece que pueda darle el punto de
bullicio y cosmopolitismo que tan bien viene para creer ambiente de ventas,
pero en llegando al cristal en la mayoría de los casos abandonan el empeño.
En el silencio, los que buscan la salida, de paso, y en
ocasiones suele suceder que se acuerdan
del alemán, otros son más extensivos, y me preocupa tener que pasarme toda mi
vida escuchando, de paso, lo que ni los destinatarios se merecen. Maldita sea.
Sevilla a 13 de Marzo de 2013
Francisco Rodríguez Estévez
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