viernes, 5 de agosto de 2016

Resultado de imagen de orientales en lo de las setas de la Encarnacion
El tedio

En el laberinto de la plaza municipal de la Encarnacion, el tedio se aloja en su desolado viario interior. Al galimatico diseño, tan  absurdo y anti-comercial se le une la lastimosa imagen de los puestos cerrados. No obstante, y a pesar de las dificultades que existen para dar con el sinuoso callejón donde colocaron las aleatorias puertas de pesadas hojas, cada mañana llega el bullicio procedente del lejano Oriente en vertiginosa carrera  para alcanzar los retretes que ofrece la plaza municipal de abastos.  En oleadas irrumpen en el silencio que allí se observa, en mayor grado por día, ante la ausencia de los posibles clientes cada vez más escasos, ausentes y alejados.
Los grupos de asiáticos, entran en el mercado amarillo, por el color del fenolico empleado  para el revestimiento de paredes y columnas salvando a tropel la basa de la seta cinco, los veladores del un bar, los macetones de otro, y la cubierta de una pergola terraza con veladores en espera, del que tapa casi por completo la visión de la calles, y que por esa posibilidad en menor distancia que la de Regina, al menos no saca el pestoso aire, tal como ocurre por la parte de la seta uno, que esconde tras el parterre el ponzoñoso bajio, y la gota malaya de bienvenida. Pasen y vean.
Lo cierto es que el numerosos grupo de este emergente mercado amarillo, solo llega a lo la Encarnacion para que por cuenta de los pobrecitos placeros, en el aburrimiento de las pésimas e insufribles ventas lleven a ofrecer involuntariamente un esmerado servicio de relajación de esfínteres, y sean desde el mercado amarillo de esta Encarnacion, como anfitriones de este turismo de futuro que el mercado amarillo dicen los analistas que ofrece. Creo que no se refieren a la proliferación de tiendas que venden de todo, con la calidad de sus precios, mas parece al turismo que viene a ser la primera industria  en Andalucía, y como diría aquel visionario vice-Alcalde, emporio de riquezas para la Encarnacion.
Tal vez sea que tal suerte sea el mimo, como diría el doctor Sánchez, en tiempos de responsabilidad, lo que haga que esos placeros sean los que desinteresadamente pagan el costo de tan importante servicio a la ciudad, y aparte de la limpieza, la luz, el agua, el papel, la seguridad, la limpieza, el mantenimiento que se lleva en los mismos, pues como que  aún está por ver cuando los pobrecitos placeros harán sus números y saquen , en consecuencia algo en claro, pues por muy tedioso que resulte, es evidente que estos fungibles no se descuentan de las tasas  municipales.
En el aburrimiento dentro de aquello, divierte verlos cada mañana tratando una vez cumplimentad las evacuaciones  y emergencias intentando encontrar la puerta, y debe de ser  que aliviados pierden el sentido de la orientación cuando buscan por donde no la hay.
Sevilla a 5 de Agosto de 2016

Francisco Rodríguez Estévez

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