miércoles, 20 de abril de 2016

Resultado de imagen de monton de papeles encima de la mesa de despacho
Encima de la mesa

Justo encima de la mesa, donde pueden llevarse tanto tiempo los papeles de lo de la puerta automática para lo de la Encarnación, que lo mismo se va quedando abajo del montón.
No es de extrañar, ya que en otro tiempo lo de la plaza municipal lo tuvieron bajo llaves, pero eso fue antes de lo de las setas. Con lo de la puerta, queda patente que cumplir la Ley de Accesibilidad no es prioridad para ninguna corporación de las tres que en el tiempo correspondería acatarla, y viene ocurriendo algo parecido al periodo que estuvo guarda, acaso la estrategia esté en el tiempo.
Puede ser tal vez por cuanto ha transcurrido desde la inauguración del micologico capricho, algo que llaman modernidad pero que por el momento nadie repara en las deficiencias que se podían haber solucionado, por más que existan otras muchas de mayor dificultad. Pero no es el caso de colocar una puerta automática en una edificación de titulación municipal, por más que por fácil se haga harto difícil, tanto como que se pueda conocer la superficie de la plaza  municipal de abastos, esa que corresponde gestionar al propio Ayuntamiento.
Después de todo cabe pensar que la actual corporación, en las cinco vertientes ideológicas que representan a la ciudad, estarán de acuerdo que cumplir la Ley es una prioridad in-negociable, y  que si sigue en lo alto de la mesa no debe de ser por más tiempo, más cuando se trata de una plaza municipal de abastos, lugar donde según algunos mide algo mas que la economía de una ciudad, mas cuando esta por céntrica se muestra como tal,  en un complejo de atrevido diseño por más que parezca un laberinto en su interior y la desacertada la colocación de las pesadas puertas en un callejón semi-escondido.
Hoy en mi correo me envían esta frase de Víctor Hugo, que como tantas podíamos hacer nuestra: “No ser escuchado, no es razón para guardar silencio”.
En este caso, de lo de la puerta automática, lo cierto es que no tengo dudas de que me escucharon sobradamente, incluso me contestaron, es más,  siempre mostraron los responsables  un cierto interés, en apariencias, de que les importaba el asunto.
 Por lo que la frase que me enviaron, extraída de “Los miserables”, no me ha venido mal, aunque solo fuera para recordar que si no he dicho nada en estos días de feria pasada por agua, ni era guardando silencio, ni tampoco por no ser escuchado, solo estaba esperando que cuando se vuelva a los despachos se repasen los papeles que quedaron encima de la mesa, al menos para que no coja polvo.
Sevilla a 20 de Abril de 2016-

 Francisco Rodríguez Estévez

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