martes, 17 de noviembre de 2015

Resultado de imagen de Restauracion de la Iglesia del Salvador en Sevilla
Que hablen
(En el Salvador) 
Las carpas doradas disfrutan en la templanza de la segunda juventud de la aljama, bajo el dosel  de metacrilato y lona. En la fuente de abluciones, los peces rojos no son gordos, pero tienen brillantes escamas que lucen escamados, aunque le escamoteen, en tiempo del escorpión, el oxigeno en la pileta, nada mejor, como acuario entre naranjos.
Con la iglesia en su punto álgido de renovación conservadora, se advierte la restauración a fondo con su historia subyacente, donde el manantial sigue fluyendo con su trocito de Hispalis original entre los fangos, y el calcio de las osamentas que guardó la tierra, los protegerá el plástico para siempre.
Resultado de imagen de restauracion de la iglesia del Salvador de SevillaPero en la calida tarde de Noviembre, con la extrañeza de la temperatura, llega la palabra  a la mezquita, a través de un ciclo sobre patrimonio etnologico, voz a la que repatean, como cuero balompédico los galácticos, cuando es alarido al sordo mundo del atropello. Habla el saber de quienes tienen cátedra. Didáctica introducción para iniciar el dialogo.
¡Que hable la casa grande!, la de fustes de caoba. Que nadie se llame a engaños, pues la palabra la toma, quien entre puntales mora, en palacio del vecindario con jardín de metadona. La casa de Pumarejos defendida por sus vecinos, parece que no será convertida en hotel, y al menos, por algún tiempo permanecerá con sus inquilinos, pero sin olvidar que la propiedad ahora estará en manos de los más cambiantes caseros, todo un peligro.
¡Que hable Retiro Obrero! De envidiados hotelitos, buenos aires de abanicos en sus puertas jardincitos de limoneros, y buscan desesperadamente aquellos que soplaron transparentes vidrios, de fuego, pulmón y tierra, no caigan en el olvido. Obrero, salva al retiro
. Paradoja: Lo que la dictadura concede, la democracia arrebata, a esta rata quien la mata. ¡Que hable la Encarnación! Que para decir lo mismo, busca de nuevas palabras. Maleta de los cien kilos, escritas tiene mil cartas poniendo el dedo en la llaga, pero la herida es tan grande que la vida se le escapa. El doctor al ver la sangre, sin saber como cortarla, pide los paños calientes, pues su saber solo entiende, de encarnación multípara.
Y que hable la Alameda, la laguna desecada, la alameda en pie de guerra con tanque de embolsar aguas. Alameda, plaza grande, para muy pocos vecinos, aunque a los mas conocidos les coloquen como estatuas.
También lo hicieron los corralones de artesanos, que las está viendo venir, se comentaron los miedos, se habló de educación ciudadana, de concienciación, de conservación, de patrimonio, de ecología, de fachadismo, de legislación, en definitiva algo mas de dos intensas horas, de la que todos esperamos le llegue algo al efímero poder, siempre caprichoso, que le pasa igual que a los estamentos desmarcados, a colegios profesionales, entidades culturales, y notables en suspenso, que hacen oídos sordos ante tanto grito. ¡Que hablen!, o mejor que se besen, eso, que se besen.

Francisco Rodríguez Estevez

Sevilla a 10 de Noviembre de 2006

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