Todo parece indicar que la mala racha, por suerte, se está acabando y todo empezará a cambiar. Como el que no quiere la cosa desde que perdimos parte del anular pues como que me faltaban las ganas, así llevamos
para cuatro meses que no salía de los centros de salud, y no es que encuentre
bien, pero es que hasta aquí ha llegado el médico de familia, el cirujano plástico
y el inspector, y con todo, a fastidiarse.
Ahora es la tensión arterial, cosa que nunca me sucedió que se
ha disparado inesperadamente a mediciones preocupantes, y hace que apenas me
quede animo con tanta preocupación como para volver a lo de la puerta.
Diría
que entran un síndrome Mozart, y en lugar de tanta tautología empleada, mejor seria enviar el
canon “leck mich in Arsch” , eso si, con todo cariño, a aquellos que deberían de haber
realizado las indicaciones para que lo de la Encarnación tuvieras puertas automáticas
como Dios manda. Y lo mismo a estas alturas, no me hubiera subido ni la tensión.
Hace unos días hemos recibido a un emisario de una delegación
municipal. Basta decir que ya esto de la puerta es sobradamente conocido por
los responsables políticos de los cinco grupos que forman el actual Consistorio,
y en ellos está la decisión.
Pero no solo lo de la puerta urge reparar en esta laberíntica
plaza municipal, pues no es de recibo que ni se sepa la superficie que ocupa
dicho espacio y ni tan siquiera que zonas son comunes: No me voy a repetir
sobre la omisión del reglamento municipal de mercados en vigor , ni la demora de los más de
tres años, ni quiero hacer referencia a las penalizaciones, cuando ahora que
recobro la salud y el estado de ánimo me centrare en el problema de la reflexión
de la luz en la vitrina, donde se puede ver que el solomillo esta por las nubes, como mi tensión arterial,
y la ternera blanca asoma por la terraza lavadero de la casa de enfrente.
Ni
que decir tiene que el anterior delegado tuvo la ocurrencia del estor, ¡mio fratello! pero que
no lo pagaba, es mas no podía contener en caso de colocarse ninguna publicidad
patrocinadora. ¡Qué cosas!, Pues además no quería , ¡Que idea! que le pagara esta ocurrencia ninguna publicidad, ni que fuera solo en esta zona , que para “no romper la estética,
dijo, debería de ampliarse a todo el perímetro acristalado”. Ni sé cómo no me subió la tensión aquel día.
Con la documentación que hace unos días le he aportado a
este emisario de la Delegación correspondiente, y dado el mayor interés que
parece demostrar su ordenante, y ya con los niveles cardiacos normalizados naturalmente
que me ha vuelto el deseo de contar estas cosas del hito,(siempre se lee mojón)
y por aquello del síndrome Amadeus con tantos diuréticos y laxantes, caca,
pedo, culo, pis, estoy por mandar mis mejores deseos para que este mojón( entiéndase
hito) de la Encarnación de una vez por toda salga lo de la puerta aunque sea de
nalga, pero que no sea otra cagada.
Sevilla a 26 de Noviembre de 2015
Francisco Rodríguez Estévez
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