miércoles, 4 de noviembre de 2015

Resultado de imagen de obras de la Encarnacion de Sevilla
El cuento de la estación
 Tal es el cuento de lo que no suele, ni por asomo, aparecer por ningún lado en los medios. El famoso cuento de lo de la estación del metro en la Encarnación, esa que estaba prevista desde el principio de los tiempos y que le borraron al proyecto premiado del Metropol Parasol, y es que alguna explicación, si es que se tenía, se debería de dar a conocer para que semejante proyecto de vanguardia, que así le llaman, con el cuento de la “carlota” de los modificados le dejaron en Parasol.
Resultado de imagen de Metrocentro de Sevilla
 Por cierto que, al cual cuento vino que, además de que por olvido de las fotovoltaicas, no se aprovechará tanta energía solar, en esta llamada “parada” técnica, aunque el rumor que corre es porque nadie explica, como dice el doctor, “porque no se entendería”, para que se le suprimiera también ese importante nudo de comunicaciones, (tal cosa fue lo que pudo escucharse en la memoria explicativa, que públicamente se le dio al jurado, al definir la importancia de esta estación como intercambiador) Un cuento con dos estaciones, metrocentro y Metropol, y resulta casi imposible que con tantos ojos cobrando se les pasara inadvertida su ausencia. Todos al tren.
Lo cierto es que, como la única estación prevista que llegará a la Encarnación será esta de la Primavera, antes que la del Verano que se nos viene encima, haciendo crecer los días casi a la velocidad que crecen las enormes columnas de lo que serán las gigantescas setas previstas para sombrear esta desarbolada plaza, donde, (sin que exista duda alguna) el destino de lo que fuera su plaza de abastos, si es que se mantienen los actuales criterios, y no se modifican en beneficio de los damnificados vendedores, a los que nadie recuerda que fueron expropiados para que estos, y que acabada la eterna provisionalidad, tengan garantizada la continuidad de esta singular actividad comercial, y evite que se lo zamparan alguna boca, que no de metro, sino con mayores fauces.
Al igual que realizados los grandes números, los macroeconómicos, los de vital importancia para que este mastodóntico elemento fuera posible, siendo imposible, se deberían de tener hechas las pequeñas cuentas, las que conlleva la cotidianidad para que perviva lo emprendido, y no acabe siendo engullido, que ejemplos hay, al menos para aquellos placeros que en previsible huida son los que aplauden las bondades inexistentes en este proyecto de mercado, como tal, absurdo e inútil por su ridículo planteamiento, sabiendo por donde puede derivar la cosa, cuando al menos, ya tarde, comprueben que si no se hacen estas cuentas, a lo peor, el invento tiene de antemano fecha de caducidad.
A “grosso modo”, serán tantos los gastos a soportar, que las ventas, (en competencia con la concurrencia de la oferta generada en la actualidad), en ese reducto comercial necesitarán, no solo quintuplicar el volumen de las existentes, sino que complementariamente tendría que ampliar el tiempo de las jornadas laborales, (a fin de no perder las escasas posibilidades que existan de lograrlas), llegando a unos límites físicamente fuera de los derechos obtenidos en las reivindicaciones de los trabajadores, para retrotraerlos al tiempo en el empezaron las luchas sindicales. Acaso, tengamos que andar para atrás.
Puede que después de tantos años pasados en la provisionalidad, guste soñar con irrealidades, y hacer cuentas como la lechera, pero se deberían de hacer esos números que inexplicablemente nadie hace, y al igual que para la realización de este cuestionado diseño de mercado fueron realizados, no estaría de más que se hicieran también, este otro, para que las cuentas le salgan, si fuera posible, a estos vendedores, tan desesperados de la provisional instalación, al menos, para que puedan resistir a duras penas, como lo han venido haciendo siempre, y se atengan a las amenazantes tragaderas del insaciable pez grande que les merodea, sin tener que esperar que esto cambie.
De nada servirán las promesas, ni las palabras, ni aquello de que eso va a misa, pues es sabido que incluso a esta le llega el tiempo ordinario, justo cuando el calor nos traiga la estación de las vacaciones. Para entonces la sombra al menos aliviará las caldeadas chapas.
Francisco Rodríguez Estevez
Sevilla a 26 de Febrero de 2007
Via cruxis del Valle

No hay comentarios: