martes, 4 de agosto de 2015

jueves, 4 de abril de 2013





Y ahora, que

 

Es el propio Tribunal Supremo quien ha dictado sentencia. Nada de bromas para lo de la Encarnación, a la que al fin le llegó el tiempo serio. Es evidente que la Justicia no estaba ciega, y aunque tarde pudo ver lo que en esta sentencia se recoge de cuantas mentiras hubo, y comprobar que para nada importó, a los que deberían de haber cumplido sus acciones con ejemplaridad, como gestores de lo publico, nada menos que saltarse la Ley, por el momento la de Patrimonio Histórico de Andalucía, acaso mas tarde,  o mas temprano, se verá si en este capricho de las setas también vulneró el Real Decreto Ley/6  de 1999, sobre la sostenibilidad.

Quien puede decir después de la sentencia, que la FERAEE,  Decreto 169/2011, de 31 de mayo, por el que se aprueba el Reglamento de Fomento de las Energías Renovables, el Ahorro y la Eficiencia Energética en Andalucía (BOJAA núm. 112, de 9 de junio) era algo desconocido, y que no importaba. Ya veremos, como acaba esto.

¿Y la Ley de Accesibilidad? Poco les afectaba, posiblemente hacían como que nada, que los técnicos de Arup, dijeran que el proyecto era imposible, ¡mas madera!, pues si PUDIERAMOS ACCEDER a las actas del libro de plenos, solo nos encontraríamos silencios, e incluso votos de calidad.

Cuanta gente mirando, y como si la narcosis de las setas les impidiera  decir algo sobre lo que allí se estaba haciendo, pues nadie quería advertir lo que todos veían. Lo mismo alguno cobraría de la partida.

¿Saltar, o soslayar? Lo mismo la consigna fuera evitar,  la Ley de Patrimonio, Ley de sostenibilidad, Ley de accesibilidad, diríamos que también Ley de la Gravedad, por cuanto cruzar el puente puede tener resultado de que el cuerpo, mas que grave, quede al caer como la manzana.

No se pregunte aquello, después de tanto tiempo,  de hacia adonde miraban los que deberían de haber visto, cuando menos intuido, ya fuera profesionalmente dentro de la institución publica, e incluso fuera, y con mayor libertad, lo que presumiblemente podría dictar un Tribunal, como así ha ocurrido, a la comprobación de tantos errores intencionados.  ¿Y ahora, que?

Se exigirán, con todas las consecuencias, las responsabilidades económicas suficientes para que se restablezca todo lo vulnerado, desde el primero hasta el ultimo, a todos y cada uno de los que sabían perfectamente lo que estaban haciendo, incluso sabiendo en muchos casos lo que podría pasar.

El caso es que allí tenemos ese hito,(léase mojón), icono del tiempo del fracaso, y cuesta creer que si no le pusieron seguridad al lucernario, ni puerta a la travesía Central a lo que llaman plaza de abastos municipal, si acotan la escalera de la seta 3, para impedir el paso a la juventud al espacio azotea creado a tal fin, si en la sinuosa calle de la que prometieron lo del emporio de riquezas, cierran los locales, al igual que los puestos, y lo de traer a la DiosaCeres de nuevo a la Encarnación esta mas complicado que abrir una nueva puerta, ya me dirán en que puede acabar siendo en esta ciudad una sentencia del Tribunal Supremo de Justicia. ¡Qué salte Falete!

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