jueves, 2 de julio de 2015

Veinte meses no es nadas

Llegan los Santos de este 2005, para dar comienzo este tiempo de carreras que se avecina para cumplir los plazos de las inauguraciones. Tiempo de “setas”. Así pues comenzada la cuenta atrás, los veinte meses se pasaran volando, y lejos de sentir preocupación por el epatante ridículo ( ajeno como la vergüenza) del resultado que aquello tenga, opto más bien con resignación tener que asumir la voluntad mayoritaria del silencio, para aguardar con cierta impaciencia la sorpresa que, en la fecha mágica del 1 de Julio de 2007, para Santa Leonor, nos espera.
...... Tras la inauguración, si llega el día, en la tarde previa de su bendición por el párroco de San Pedro, cuya plaza sombrea los ficus que inspiraron tal cosa, y descorrer por quien corresponda la cortinilla que descubrirá el azulejo que recuerde el evento, se iniciará el recorrido por el Museo de la Hispalis, para admirar las miles de piezas rescatadas a las escombreras, para luego avanzar por la pasarela elevada que permitirá observar con detalle la planta de la conservada almohade, la magnífica paleocristiana, el almacén de salazones, y la copia del horno cerámico, que con sumo cuidado habrán sido montado piedra a piedra, entre el bosque de agujeros que configuran los cientos cincuenta pilotes y las diez enormes zapatas de cimentación.
Especial atención merecerá contemplar las casas romanas y sus bellos pavimentos decorados con coloristas teselas. Las basas, los capiteles, los fustes, junto con el impluvium, las alcantarillas, y la impecable calzada darán una visión única del barrio mejor conservado de esta Hispalis escondida.
Acabada la visita, una vez en superficie, el frescor que se hará imposible en las metálicas estructuras invitaran a subir a la plaza azotea, donde se servirá el ágape oficial, servido por catering con productos andaluces, de la sierra y de la costa que harán las delicias de los invitados, mientras las autoridades y prensa, tomaran el ascensor para subir a lo más alto, al mirador social, donde lejos de las miradas, se celebrará el banquete “de altura”, en el vientre de la seta central.
Mientras este transcurre, posiblemente los nuevos locales tengan sus puertas abiertas a la multitud de curiosos llamados al reclamo publicitario pulularan a sus anchas. Emporio de riquezas, calle cubierta, dormitorio de indigencia.
¿ Del mercado?, aun me resisto a imaginar en lo que quedará convertido esa plaza  municipal de abastos, que cumplirá ese mágico 2007, los cientos ochenta y siete años ininterrumpidamente de servicio a la ciudad, de ellos los últimos treinta y cuatro de forma provisional, para eso.

-Sevilla,31-10-05


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