¿Y si llegara el lobo?
La plaza de abastos, y el cuento de siempre, dicen que esta
vez. Tantas veces dieron las voces de alerta, que al igual que se anunciaba que
el lobo venía, que esto puede acabar no con la provisionalidad sino como el
rebaño del cuento, pues apenas nadie se cree después de tantos años que
aparezca, nada y menos un lobo.
Tantas veces dijeron
que lo de la Encarnación empezaba, que pasados los primeros avisos, esos que
llenaban de incertidumbre por saber cómo sería la cosa, esos que acabaron por
acostumbrarnos a oírlos, sin tener la preocupación de que alguna vez pudieran
hacer algo en el abandonado solar, y la vaga esperanza de que al menos se
tuviera sentido..
El vocerío anuncia de nuevo que algo se mueve en la
Encarnación, que viene, que viene, y los palmeros tratan de adornarlo con una
argumentada historia para que parezca que esta ocasión la cosa va en serio,
aunque algunos lo tomen como una nueva broma, de sustos naturalmente, visto los
antecedentes, como muestra, si bien lo que asoma, y deja ver por ahora, son los
pelos de la bestia, ubres capitolinas de mamones, cerdas inofensivas, que de
momento, como la taxidermia de lupus, apenas da miedo. Al lobo no tememos.
Aunque lo que sí cause el
pavor no es la propia ocurrencia con disfraz de vellón, si no que sean
diez. ¿Y si llegara el lobo bajo tanta lana?
¿Que esta vez fuera cierto que esto de la Encarnación empieza,
a como sea? que viene, que viene, preocupa, siempre preocupa el diagnostico del doctor, aunque
si bien no es lo importante, y le meten mano, de ser lobo mejor dicho garra,
ignorando que lo importante es como acaba.
En el cuento el lobo
termina con las ovejas, el vocero llora
compungido, arrepentido de sus continuas bromas y el pastor arruinado cuenta
las bajas. En la viñeta siguiente los vecinos del pueblo provistos con palos
persiguen al bromista que huye despavorido
En la Encarnación vocean los avisos de un ataque feroz,
depredador e inmediato, se diría desconocido. Ni emblemático, ni árboles, ni
energía solar, ni autobuses, ni coches, ni aparcamientos, ni metro, tal vez ni
lugar para todos, solo fantasías animadas de ayer y hoy, sálvese el que pueda,
donde salvo las ruinas, las históricas, apenas queda nada con lo que acabar. Y
si no se acaba nada, alguien diría para que empezar. Los que ríen la gracia, propuestas para no dormir, no quieren saber
que el cuento sigue, y las ovejas muertas.
http://blogs.grupojoly.com/la-noria/tag/parasol/page/2/
http://blogs.grupojoly.com/la-noria/tag/parasol/page/2/
Francisco Rodríguez Estévez
Sevilla 22-Abril-04
No hay comentarios:
Publicar un comentario