Llegan los Santos para dar comienzo este tiempo de carreras
que se avecina, para cumplir los plazos de las previstas inauguraciones. Así
pues una vez empezada la cuenta atrás, los veinte meses pasaran volando, y
lejos de sentir una preocupación del epatante ridículo, ajeno como la
vergüenza, del resultado que aquello tenga, opto más bien con resignación tener
que asumir la voluntad mayoritaria del silencio, para aguardar con cierta
impaciencia la sorpresa que, para Santa Leonor, nos espera. (1-7-07)......
Tras la inauguración, previa bendición por el párroco de San
Pedro cuya plaza sombrea los ficus que inspiraron tal cosa, y descorrer por
quien corresponda la cortinilla que descubrirá el azulejo que recuerde el
evento, se iniciará el recorrido por el Museo de la Hispalis, para admirar las
miles de piezas rescatadas a las escombreras, para luego avanzar por la
pasarela elevada que permitirá observar con detalle la planta de la conservada
almohade, la magnífica paleocristiana, el almacén de salazones, y la copia del
horno cerámico destruido, así como los paños de las edificaciones de la Colonia
del Imperio, que con sumo cuidado habrán sido montado piedra a piedra, entre el
bosque de que configuran los cientos
cincuenta pilotes y las diez enormes zapatas de cimentación.
Especial atención merecerá contemplar las casas romanas y sus
bellos pavimentos decorados con coloristas teselas. Las basas, los capiteles,
los fustes, junto con el impluvium, las alcantarillas, y la impecable calzada
darán una visión única del barrio mejor conservado de esta Hispalis escondida.
Acabada la visita, una vez en superficie, el frescor de las “metálicas
sombras”, que será un decir, invitaran a subir a la plaza azotea, donde se
servirá el ágape oficial, servido por catering con productos andaluces, de la
sierra y de la costa que harán las delicias de los invitados, mientras las
autoridades y prensa, tomaran el ascensor para subir a lo más alto, al mirador de
la vista socializada de la ciudad, donde lejos de las miradas, se celebrará el
banquete “de altura”, en el vientre de la seta central.
Mientras este transcurre, posiblemente los nuevos locales
tengan sus puertas abiertas a la multitud de curiosos llamados al reclamo
publicitario, que curiosos pulularan a sus anchas.
¿Del mercado? Que decir, aun me resisto a imaginar en lo que
quedará convertida esa plaza ex municipal de abastos, que cumplirá ese mágico
2007, los cientos ochenta y siete años ininterrumpidamente de servicio a la
ciudad, de ellos los últimos treinta y cuatro de forma provisional, para que
hagan eso.
Francisco Rodríguez Estévez
-Sevilla, a 31 de Octubre de 2005
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