martes, 12 de mayo de 2015

Resultado de imagen de maqueta de las setas de la Encarnacion
Veinte meses no es nadas

Llegan los Santos para dar comienzo este tiempo de carreras que se avecina, para cumplir los plazos de las previstas inauguraciones. Así pues una vez empezada la cuenta atrás, los veinte meses pasaran volando, y lejos de sentir una preocupación del epatante ridículo, ajeno como la vergüenza, del resultado que aquello tenga, opto más bien con resignación tener que asumir la voluntad mayoritaria del silencio, para aguardar con cierta impaciencia la sorpresa que, para Santa Leonor, nos espera. (1-7-07)......
Tras la inauguración, previa bendición por el párroco de San Pedro cuya plaza sombrea los ficus que inspiraron tal cosa, y descorrer por quien corresponda la cortinilla que descubrirá el azulejo que recuerde el evento, se iniciará el recorrido por el Museo de la Hispalis, para admirar las miles de piezas rescatadas a las escombreras, para luego avanzar por la pasarela elevada que permitirá observar con detalle la planta de la conservada almohade, la magnífica paleocristiana, el almacén de salazones, y la copia del horno cerámico destruido, así como los paños de las edificaciones de la Colonia del Imperio, que con sumo cuidado habrán sido montado piedra a piedra, entre el bosque de  que configuran los cientos cincuenta pilotes y las diez enormes zapatas de cimentación.
Especial atención merecerá contemplar las casas romanas y sus bellos pavimentos decorados con coloristas teselas. Las basas, los capiteles, los fustes, junto con el impluvium, las alcantarillas, y la impecable calzada darán una visión única del barrio mejor conservado de esta Hispalis escondida.
Acabada la visita, una vez en superficie, el frescor de las “metálicas sombras”, que será un decir, invitaran a subir a la plaza azotea, donde se servirá el ágape oficial, servido por catering con productos andaluces, de la sierra y de la costa que harán las delicias de los invitados, mientras las autoridades y prensa, tomaran el ascensor para subir a lo más alto, al mirador de la vista socializada de la ciudad, donde lejos de las miradas, se celebrará el banquete “de altura”, en el vientre de la seta central.
Mientras este transcurre, posiblemente los nuevos locales tengan sus puertas abiertas a la multitud de curiosos llamados al reclamo publicitario, que curiosos pulularan a sus anchas.
¿Del mercado? Que decir, aun me resisto a imaginar en lo que quedará convertida esa plaza ex municipal de abastos, que cumplirá ese mágico 2007, los cientos ochenta y siete años ininterrumpidamente de servicio a la ciudad, de ellos los últimos treinta y cuatro de forma provisional, para que hagan eso.
Francisco Rodríguez Estévez
-Sevilla, a 31 de Octubre de 2005


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