miércoles, 20 de mayo de 2015

Uso publico

Cuando a la explanada de la Macarena, amable umbría al paso, al grito y a la pancarta, amplia a la acampada y la manifestación, le pusieron aquel burka verde que llevó por más de un año, antes de que nos apareciera esta acotada y  versallesca imagen, insufrible en su caminar de resbaladizo mármol y torturador paseo sobre piedras, que más parecen recogidas de las vías de tren, evidentemente lo que se hizo fue que expulsaron  sutilmente, a cuantos indigentes tenían allí su domicilio.
Nómadas de su desgraciado desahucio de lo público encontraron refugio, que no solución, en la cercana muralla y sus alrededores.
En mi barrio, cercano extramuros, pernoctan, en estos días desapacibles, bajo los vuelos de las terrazas, un importante número de personas, que se duplica con el buen tiempo, donde los parterres se convierten en dormitorios.
 A nadie gusta ver la marginación y la pobreza, pero esta crece, y de qué manera. No queremos pobres sucios y enajenados borrachines en nuestros jardines públicos, lo cual significa, que también ellos tienen derecho a su disfrute. Nada mejor se les ocurre para solucionar un problema social que evitar el acomodo de estos desgraciados, que cerrar el acotado espacio con vallas, e impidiendo el reconfortante descanso con bancos de olas con reposabrazos.
Resultado de imagen de Jardines del Parlamento de AndaluciaEl corralito-Jardín y otras medidas disuasorias, no son sino burkas, que evitan los asentamientos de pobreza que nadie quiere ver, y que son realidad de esta sociedad, que existen y aumentan en su número y por más que quieran ser pobres, no tiene a donde ir más allá de buscar ese banco de parque donde pasar la vida.
A falta de camas en centros de acogidas y albergues de transeúntes, parecía ideal por sus escalinatas y láminas de aguas para el aseo personal el frustrado proyecto de la Encarnación, con su plaza de abastos en los sórdidos sótanos.
En la actualidad con la noticia del concurso, aumenta la indigencia en los soportales y acaso aguardan la posibilidad de que la estación del metro los acojan, pero mientras tanto, que digo que algo se les ocurrirá a los munícipes, y en todo caso si no le fluyen las ideas pueden convocar también para encontrar una solución de prestigio solidario un concurso de ocurrencias para la ciudad de las personas que viven bajo las estrellas.
Sevilla a 27 de Octubre de 2003

Francisco Rodríguez Estévez

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