El buen ojo del galeno, y su magnifico oído, era suficiente
para diagnosticar que, si esa garganta no tragaba, era porque algo tenia. Diga
treinta y tres. Con fatiguitas de muerte y la cucharilla de café comprimiendo
la lengua, a duras penas se emitía la cifra demandada. TRentagggg y tregg
Algunos creían que al ser la edad de Cristo, sus efectos
eran curativos. ¡Ea!, lo ves como no es nada.
Sana, sana, patita de rana.
En la santería cubana, esa que en el 92, pronosticaba que lo
de la Encarnación seria en el ocho, dice que 33 es la mentira, ¡Ay
Encarnación!, tanto tiempo esperando y aun eres un engaño. Con la festividad de
Santa Teresita del Niño Jesús, llega el 33 aniversario de la Encarnación
provisional, un embarazoso asunto que lleva gestándose desde los tiempos de la
pasada dictadura, y no cambia.
Desde hace varios años un pendón amarillo luce en la fachada
de la arrinconada instalación, donde los vendedores de la plaza de abastos
resisten sin hacer nada, acaso con la
pancarta en la fachada, crean que estén reclamando un mercado, tal vez un
proyecto distinto a este de las alucinantes setas. Mercado, ya.
Desgraciadamente ni lo uno, ni lo otro, a pesar del talante,
parece que será atendido, pues la permanente voz de la pancarta desgarrada de
puro grito, (sugerencia dada desde la rosa en los tiempos de Blas) si bien
precipitaron a Isabel, la de las cuatro piedras, y a Rafael con su aparcamiento
de una sola rampa (que por cierto, es tan inútil que quedó como paradigma de la gestión pública)
para contentar, a tenor de los aplausos recibidos, a propios y a extraños, por
su gran aparcamiento, caos para el embotellamiento, y su imposible mercado-sótano.
Pero ahí está la pancarta conmemorativa, aun puede verse
desplegada en los silencios, enarbolando el pasado, para reciclarse en sumiso apoyo al peor de los proyectos para
los exiguos vendedores, sobrevivientes en la provisionalidad eterna, a los que
se les asigne un lugar en aquello que, según los vaticinios de sus mentores
será la panacea, la reoca, la sinergia del sector, la revitalización del
centro, eje peatonal, y además, sin metro, ni tranvía, ni aparcamiento. Pero
las cuentas, como el treinta y tres, dicen todo lo contrario y las Matemáticas
no mienten, la Política ,
siempre. Basta contar las que se han tenido que oír en treinta y tres años.
Francisco Rodríguez Estévez
Sevilla a 29 de Septiembre de 2006
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