jueves, 21 de mayo de 2015

 Diga treinta y tres

El buen ojo del galeno, y su magnifico oído, era suficiente para diagnosticar que, si esa garganta no tragaba, era porque algo tenia. Diga treinta y tres. Con fatiguitas de muerte y la cucharilla de café comprimiendo la lengua, a duras penas se emitía la cifra demandada. TRentagggg y tregg
Algunos creían que al ser la edad de Cristo, sus efectos eran curativos. ¡Ea!, lo ves como no es nada.  Sana, sana, patita de rana.                                         
En la santería cubana, esa que en el 92, pronosticaba que lo de la Encarnación seria en el ocho, dice que 33 es la mentira, ¡Ay Encarnación!, tanto tiempo esperando y aun eres un engaño. Con la festividad de Santa Teresita del Niño Jesús, llega el 33 aniversario de la Encarnación provisional, un embarazoso asunto que lleva gestándose desde los tiempos de la pasada dictadura, y no cambia.
Desde hace varios años un pendón amarillo luce en la fachada de la arrinconada instalación, donde los vendedores de la plaza de abastos resisten sin hacer nada,  acaso con la pancarta en la fachada, crean que estén reclamando un mercado, tal vez un proyecto distinto a este de las alucinantes setas. Mercado, ya.
Desgraciadamente ni lo uno, ni lo otro, a pesar del talante, parece que será atendido, pues la permanente voz de la pancarta desgarrada de puro grito, (sugerencia dada desde la rosa en los tiempos de Blas) si bien precipitaron a Isabel, la de las cuatro piedras, y a Rafael con su aparcamiento de una sola rampa (que por cierto, es tan inútil  que quedó como paradigma de la gestión pública) para contentar, a tenor de los aplausos recibidos, a propios y a extraños, por su gran aparcamiento, caos para el embotellamiento,  y su imposible mercado-sótano.
Pero ahí está la pancarta conmemorativa, aun puede verse desplegada en los silencios, enarbolando el pasado, para reciclarse  en sumiso apoyo al peor de los proyectos para los exiguos vendedores, sobrevivientes en la provisionalidad eterna, a los que se les asigne un lugar en aquello que, según los vaticinios de sus mentores será la panacea, la reoca, la sinergia del sector, la revitalización del centro, eje peatonal, y además, sin metro, ni tranvía, ni aparcamiento. Pero las cuentas, como el treinta y tres, dicen todo lo contrario y las Matemáticas no mienten, la Política, siempre. Basta contar las que se han tenido que oír  en treinta y tres años.
Francisco Rodríguez Estévez
Sevilla a 29 de Septiembre de 2006


No hay comentarios: