Aunque se ventea que el disponible cubriría la operación
micologica, se tiene la sensación de que se busca denodadamente la financiación
que cubra los parasoles ante el temor de que les dé el Sol. En la desafectación
hoteles y aparcamientos llevan más que papeletas números, posiblemente rojos
para el juego, incluso pos si hubiera baile.
Por el contrario, en el palacio de las ferias, incluida la
de San Miguel, se establece el principio de que no comenzaran las obras de
ampliación, justo hasta que esté todo el dinero contante y sonante, según los
números, sobre la mesa. Hagan juego, tapete verde, gana la banca. Es igual,
pero no lo mismo. Como no es lo mismo,
haber que tener.
Haberlo hailo, pero tener..... Siendo tajada tan grande en
metálico y especies, que en la Encarnación solo cabe el temor que acabado los
gatos, no aparezca el chivo, a ser posible destetado y expiatorio.
Un cabrito que lo pare, parasole, y lo del metro, metropole. Quien quita que lo de parar no será para medir,
que bien visto sería una buena medida inexplicable. Lo cual no se explica si el
argumento de base del doctor lo especifica. Para qué, darlas si no se
entendería.
Patrimonio no está dispuesta a ser chivo de nada, ¡faltaría
más! menos a destetarse de la mamandurria. ¿Pero donde encontrar un
“cabroncete”, que sea bueno para descargar las culpas de tantos errores?.
No miren a la ciudadanía, bastante hace con soportar, ni
miren en la oposición política. No miren a los comerciantes, aburridos de
esperar, ni a la Escuela, ni a la Universidad, ni a la Academia, que no va con
ellos, ni tan siquiera a la canallesca prensa, ni a ningún grupo de experto,
tumbadores de maleficios.
Ni en los verdes, ni
en los ecologistas, ni en la asociada izquierda, ni en los recalcitrantes
peatonalizadores, ni en los paisajistas del urbanismo amable, ni en los
conservacionistas, ni en la elite cultural. Miren solo en su interior, en su
conciencia, viendo lo que se busca, ¿pero dónde está el limón?, como muestra el
anuncio y lo que se pretende, es que se tire el refresco.
La Encarnación necesita imperiosamente un chivo para no
hacerla. Si lo que hiciera falta fuera un gato, bastaba con repasar la
hemeroteca municipal, pero a estas alturas ¿un chivo? Un caballo hubiera sido
más fácil. Un caballo, un reino por un caballo. No es el caso, este no está en
lo de la Encarnación que tan solo necesita un chivo, a ser posible “bueno”, ó en
su defecto lo que sea.
Francisco Rodríguez Estévez
2 de Julio de 2004
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