martes, 5 de mayo de 2015

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De risas

Son estas cosas las que hacen que se puedan abrigar esperanzas, al menos si aparece la desaprobación ciudadana como para pensar que todo se puede cambiar,  que solo será cuestión del maldito parné de la copla, pa mis caprichos monea.
Vino el catedrático, presuroso y agitado, para alertarme del resultado de aquello que calificó de horror. Tal era su estado de indignación que no tuve más remedio que encaminarme para ir a comprobar la certeza de sus palabras.
Efectivamente, allí estaba aquella cosa adornando el remate de lo que llaman intervención, remodelación, y lo que quieran, pero que en la sonrisa de los transeúntes se comprueba que tiene otra traducción, que en este caso no es la de hacer feliz al caminante, a tenor de la mueca que aparece en su rostro, de una incipiente risa, pero eso debe parecer que estemos divertidos con el auto,  y a fe que lo logran con tantas ocurrencias.
Cabe temer que calladamente acabemos acostumbrándonos a los adefesios y así no habrá manera de retirarlos hasta el próximo cambio de piel, cual culebra, para que esta muda desaparezca. Hable.
No por sabido, conviene recordar aquello de los experimentos con gaseosa, pues en estos  impulsos modernos cuando menos deberían de  utilizarse la plastilina, pues de lo contrario, una vez la realización consumada, incluso cuando no tienen la aceptación del respetable, y no son retirada de inmediato ni  con la más feroz de las criticas, a menos que pueda perjudicar otro interés, deben de esperar una eternidad para que alguna vez se realice la remodelación rectificadora.
Un nuevo proyecto, con nueva factura.
En la recoleta plaza, ahora travestida, desaparece el granito rosado para instalar la guillotina inoxidable, báculo de luz, con el argumento de modernidad. Ni imagino como pueda llegar a ser lo de las setas.
Resultado de imagen de Palmeras de la Plaza del Pan en SevillaEsto pues, no será nada más que una anécdota de este tiempo de sonambulismo, que quedará solucionado de igual modo que aquel plastificado palmeral de nativitate, pero lo peor será cuando las fungiformes por malayas del destino broten, y aquello cueste tanto retirarlo que  mas convendría dejarlo, cueste lo que cueste, para risas, naturalmente de las nerviosas.

Francisco Rodríguez Estévez

-Sevilla 2 de Abril de 2006

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